Hacer el amor es, casi en todos los casos, una experiencia grata. A veces más, a veces menos… pero en la teoría y en la práctica, el sexo gusta a la gran mayoría de la población (y si no, no seríamos tantos los humanos). Aporta cientos de cosas buenas a la salud física y mental. Es tan gustoso que incluso cuando hay enfermedades graves y contagiosas se puede leer en múltiples sitios la forma de tener relaciones sexuales seguras.
Si alguien nos dijera:
“Ufff a mí no me gusta. Me duele y no me siento bien cuando lo hago” O: Me da asco todo lo que tenga que ver con ello. No puedo ni pensar en mantener una relación con alguien… puaj… Yo no practico el sexo ni me dejo tocar… que luego se cae todo y estéticamente queda fatal.
Pensaríamos que esa persona necesita ayuda. Porque lo normal –y lo habitual- es disfrutarlo. No se nos ocurriría decirle: No pasa nada, cómprate una muñeca hinchable y te apañas bien, que mi tío Fulanito lo hizo así y está muy contento.
No le diríamos: Ya… es que no todas las personas pueden. Algunos están condenados a no practicar sexo jamás… Ni: Sí, hay gente que odia el sexo y tener asco/desagrado/inapetencia continua, es normal también…
Le recomendaríamos algún terapeuta, algún grupo. O quizá le daríamos algún consejillo por si nuestra experiencia le ayuda. Nos interesaríamos por la persona en cuestión… Pensaríamos que ¿A lo mejor necesita terapia psicológica? ¿Un sexólogo? ¿Una persona entendida que pueda ofrecerle recursos para resolverlo?
Pongámonos en el que caso de que busca esa ayuda.
Si la persona en cuestión busca ayuda en un médico o terapeuta, lo normalsería que éste intente dar con el problema, físico o emocional, que le impide disfrutar de la sexualidad plenamente. ¿Qué pensaríamos de aquel sanitario que en vez de ayudarle a resolver la situación le regalase un sustituto? Atención a esta escena:
Coma chocolate, hombre, deje de preocuparse que el sexo no es para todo el mundo. Vea una peli subidita, y siga el método "hágaselo usted mismo" que hay gente que nace así, sin la capacidad de amar al otro. Lo “natural” está muy bien, pero cuando se puede. Cuando no se puede, pues hay que tirar de otras cosas. Tome, una tarjetita de la tienda XXX. Encontrará lo que necesita en varios formatos: plástico, silicona… y si le sigue dando grima, apague la tele temprano y no piense más en ello. Cuando no se puede, no se puede.
Que rara sería esta situación. ¿No pensaríamos que le están tomando el pelo? ¿No buscaríamos otra opción si fuese nuestro caso? ¿Una segunda opinión al menos?
Buscando sobre este tema en sitios de difusión masiva nada científicos (así tipo página enfemenino) para ver qué se cuece en otros mundos diferentes del mío, encontré un articulín y me ha gustado este párrafo que copio:
…algunas sienten dolor cada vez que realizan el acto sexual. En pleno siglo XXI, y dadas las posibilidades de tratamiento, ese sufrimiento es irracional. Sobre todo porque no sólo afecta al bienestar físico, sino a la relación de pareja y a la propia autoestima.
He seguido buscando y resulta que en ninguna de estas páginas (y aclaro que no es información científica ni nada muy estudiado, sino que allí está al alcance de cualquiera) se aconsejan sustitutos, se menosprecia ese dolor o inapetencia ni se aconseja dejarlo estar. Al revés. Se dice que hay que buscar ayuda, que no es algo normal y que no hay que tener miedo ni pudor para encontrar soluciones al problema.
En ningún foro he encontrado que los que sienten dolor/inapetencia sexual continua se sientan ofendidos porque otros puedan y deseen practicar sexo. La gente busca ayuda. Y otros aconsejan buscarla. Alguno habrá que decida la abstinencia porque sí, sin tener problemas… pero no he encontrado ninguno.
A los demás, ningún forero le dice a otro que se resigne o que aprenda a vivir sin ello. Que compre sustitutos o similares. El tema del sexo es suficientemente serio y conocido como para saber que lo normal es lo placentero. No hay guerra entre los que viven a plenitud el momento y quienes sufren o no lo desean. Eso sí… si la persona de la que hablamos no tiene problema alguno –ni mental, ni físico, ni emocional, ni de dolor u otros, ni es cura o monja condenada al celibato- y elige la abstinencia sexual por decisión “propia e informada”… seguramente respetemos su postura, pero nos parecerá un perro verde. Ahora bien. Pensemos en la lactancia materna. Lo normal es lo placentero. Lo normal es amamantar. Disfrutarlo y si se tienen problemas, buscar ayuda. Pero en cambio recibimos cientos de sustitutos. Nos dan pocos recursos para seguirlo intentando y nos cuentan experiencias funestas que se resolvieron fenomenal con un biberón. Hasta los ámbitos sanitarios… nos dicen que no pasa nada si no amamantamos. Nos ocultan los riesgos de las fórmulas artificiales. Nos apedrean en los foros si comentamos lo bien que nos va. Nos tachan de radicales si defendemos nuestro derecho a amamantar en cualquier sitio y lugar. ¿No os parece ridículo?