Para evitar los efectos negativos del café sobre el organismo, podemos recurrir a otros alimentos saludables ; hay alternativas para todos los gustos, solo hay que estar dispuestos a darles una oportunidad.
El apremiante ritmo de vida que se ha instalado en nuestra sociedad moderna parece exigirnos buscar estimulantes que nos ayuden a rendir más y mejor.
En la naturaleza tenemos gran cantidad de alimentos y plantas que pueden brindarnos este servicio, pero ninguna sustancia se ha hecho tan popular en los últimos 50 años como la cafeína.
Una sustancia que, todo sea dicho, parece haberse instalado en nuestros hábitos dietéticos con tal naturalidad que nadie diría que se trata de una droga. Y es que, aunque de efectos suaves, el café también crea adicción.
En su justa dosis
Una taza de café puede contener aproximadamente 100 mg de cafeína, en el caso del expreso, o 60 mg si se trata de uno filtrado.
El efecto estimulante de esta cafeína sobre nuestro sistema nervioso central comenzará a llegar a todos los tejidos del cuerpo a los cinco minutos de ser ingerida y alcanzará su máxima concentración en la sangre aproximadamente a los 30 minutos, permaneciendo hasta tres horas en nuestro organismo.
Como consecuencia, notaremos una aceleración de la frecuencia cardiaca, estaremos más alerta, aumentará la acidez gástrica y multiplicaremos nuestro volumen urinario.
Si somos adultos sanos sin ninguna patología seria y nos limitamos a tomar una o dos tazas al día, en principio, las contraindicaciones sobre nuestro organismo, más allá de alteraciones en la rutina de nuestro sueño, no deberían ser preocupantes.
Pero ¿qué pasa si superamos las tres tazas de café al día?
Todavía queda bastante por investigar, pero parece probado que, para muchos, superar ciertas dosis de cafeína puede ser perjudicial.
De entrada, si sufrimos de sueño ligero o de estrés, el café puede agravar estos problemas. Por otro lado, si el consumo es continuado en el tiempo, nos exponemos a padecer desórdenes cardiovasculares y un significativo incremento de nuestro colesterol sérico.
Deben tener cuidado con un consumo desmesurado las mujeres que padezcan osteoporosis, ya que el café puede impedir la correcta absorción del calcio, al incrementar su excreción urinaria, siendo también la vía de pérdida de otros minerales fundamentales.
Tampoco parece ser muy beneficioso para la fisiología reproductora, pues se ha asociado el exceso de consumo de café a una movilidad espermática baja y a una menor fertilidad femenina.
Con tan solo cuatro tazas al día, se irrita considerablemente el tracto digestivo, algo que va a agravar cualquier lesión o molestia intestinal que ya padezcamos. Y, si la dosis supera las seis tazas de café al día, aparte de correr el riesgo de adquirir dependencia, es posible que nos provoque cuadros de ansiedad o incluso arritmias cardiacas.
Hay que tener en cuenta también que, con un consumo desmesurado de café, lograremos justo el efecto contrario al deseado, pues acabaremos sufriendo falta de concentración, cansancio e irritabilidad.
Justo es decir, sin embargo, que el café también posee algunas virtudes para nuestra salud, ya que puede disolver cálculos biliares, calmar ataques de asma –los músculos de los bronquios se relajan–, y ser muy diurético y antitrombótico.
Otras fuentes de cafeína
Son muchos los que para alejarse del estimulante café optan por pasarse al té, pero estas personas deben saber que una taza de té negro o de mate contiene más cafeína que el café.
Lo que ocurre es que, debido a las técnicas de procesamiento de las hojas, y al estar las concentraciones más diluidas que en una taza de café, normalmente solo va a alcanzar los 50 mg de sustancias estimulantes por taza, o sea, aproximadamente la mitad que en una taza de café.
Esta dosis se reduce a la mitad si lo que tomamos es té verde, y todavía más cuando se trata de té blanco.
Claro está que el té nos aporta otros beneficios, entre los que destacan sus enormes niveles de sustancias antioxidantes, sobre todo en el caso del té blanco.
De todos modos, también es bueno tomarlo con moderación para que no afecte a nuestro sistema nervioso. Si buscamos una buena alternativa al té, que sea apta para la noche y que comparta buena parte de sus propiedades, nuestra mejor opción sería el rooibos.
Unas bebidas que debemos evitar a toda costa son las elaboradas con nuez de cola o, como se las conoce popularmente, las “colas”, pues alcanzan niveles cercanos a los 40 mg de cafeína por cada vasito de 100 ml.
Además, esta cafeína se combina con otros componentes, como el ácido fosfórico, que fomenta la desmineralización ósea y la absorción de minerales de vital importancia, como el hierro.
Hay otro alimento que pocos asocian a la cafeína, pero que alcanza niveles más que significativos de esta sustancia.
Hablamos del chocolate, rico en teofilina y teobromina, dos alcaloides emparentados con la cafeína. Su contenido es mucho menor que en una taza de café, pero tomado en las últimas horas del día pueda ser responsable de nuestros desvelos nocturnos.
Por supuesto, es muy rico en antioxidantes polifenoles, muy beneficiosos para el corazón y para evitar el envejecimiento de las células. Quizás por eso cuesta tanto darle la etiqueta de “bueno” o “malo”.
Pero una cosa es segura: por su alto contenido graso y sus sustancias excitantes, debe ser consumido con mesura, especialmente en el caso de los niños pequeños.
De cereales, bambú o achicoria
Aquellos que no quieran renunciar a su taza de café matutino siempre pueden recurrir al descafeinado, pero deben saber que no está exento de cafeína.
Lo mejor en estos casos es darle una oportunidad al café de cereales, de achicoria o de bambú que, según la marca, imitan bastante bien el sabor del café común, proporcionándonos una serie de beneficios adicionales.
Por un lado, nos van a regalar pequeñas dosis de vitaminas y minerales y, por otro, vamos a tener la certeza de no alterar nuestro ciclo del sueño ni nuestro ritmo cardiaco y de no irritar la mucosa gástrica. Con estos cafés nos revitalizaremos de forma natural y mejoraremos la digestión.
En el caso del chocolate, tenemos a un sustituto de lujo: la harina de algarroba.
Se trata de un producto de una semilla libre de sustancias estimulantes que, al ser naturalmente dulce, evita la adición de tanto edulcorante en la elaboración de postres. Es muy rica en fibra, riboflavina, calcio y hierro y aporta hasta siete veces menos grasa que el cacao.
Además, por su riqueza en mucílagos, estamos mejorando y protegiendo el funcionamiento de nuestro tránsito intestinal .
Fuente elcorreodelsol.com