Mis cabellos ondean marcando el viento que los atraviesa;
mis oidos se deslizan alcompás de las olas golpeando en el rompiente;
el mar hidrata los poros de mi piel en cada uno de sus bramidos;
el aroma a salmuera penetra en lo más profundo de mi ser,
mis ojos ciegan ante tal visión de furia y control,
y mi alma entera rinde pleitesía al poder que la Madre nos muestra.
Soy agua bajo la cascada de tus susurros.

Siento cómo me rodea y me sostiene
con la suavidad que hace mención a su nombre,
y me envuelve erizando el vello de mi piel,
y me estremece con la brisa que abofetea mi rostro…
exhalo gemidos de devoción ante quien me desnuda
con cada una de sus caricias y enajena mis movimientos,
soy marioneta bajo los hilos de tus susurros.
Caigo y muero sobre el almidón de tus suspiros,
suspiros que me abrazan bajo la tenue luz del alba,
amanecer que encuentro cada mañana en tu mirada,
luceros que me abrazan en mis alboradas,
nado en el océano de los cristales de tus ojos,
retozo encontrándome en cada pliegue de tu piel,
Soy fuego bajo el yugo de tus susurros.
A ti me entrego, toma mi carne, mi mente, mi alma,
regreso a la tierra para unirme a ti, mi raíz,
tú me diste vida, y a ti regresa en deuda pendiente,
tú me regalaste un corazón,
por ti desgarro mi pecho en ofrenda de mi amor,
tú me mostraste el poder del verbo,
quiero ser el aire que envuelve tus susurros.














