Cuando me has dicho que eligiera la puerta correcta al llegar, con esa voz tan profunda y tan seria… No sé. Me ha parecido un juego apasionante, incluso erótico.
Seguir tus instrucciones al pie de la letra, vestirme con ese vestido concreto, ir a esa calle, entrar en ese edificio y buscar la puerta correcta…
Admito que me lo has puesto fácil.