I.Sin ánimo de banalizar, pero como se dice en los Cuatro Cuartetos, "el momento dentro y fuera del tiempo", algo de eso pasó ayer en la sesión del Club Chesterton: invitado a hablar sobre Eliot a un buen grupo de profesores y alumnos de la Universidad CEU San Pablo, el tiempo se me volvió de esa textura extraordinaria de la comunicación cuando es comunión.
II. Ahora, al recobrar el tiempo por la narración, me doy cuenta -me doy el relato- de que fue un día especial: por la mañana, dialogando con los alumnos del grado de Publicidad sobre Penélope y Ulises y la necesidad del reconocimiento, de entregar y recibir historias (con el eco de Higinio Marín); por la tarde, con los alumnos del Máster, desentrañando el cuento de Aldecoa "Seguir de pobres", acompañando los elocuentes silencios narrativos de los segadores de posguerra; y ya cayendo la luz, volviendo a contarme y contando la historia humana y poética de Eliot.
III.En el autobús de vuelta a Ítaca, al Norte peninsular, a Kensington, a Puerta de Toledo... -ya discernir era inútil a aquellas horas de la incipiente noche que todo lo hermana-, con algunas asistentes a la conferencia, seguimos hablando de Eliot, de C. S. Lewis, de Newman, de Keble, de una novelista cuyo nombre no recuerdo...
IV.Esta mañana se oculta tras una celosía leve, de trama blancuzca y tupida, hasta robarle las sombras a todo. No sé por qué, acato que también esto debe ser la literatura: un modo de mirar. Son las mañanas de la resaca. Hola, esto es lo que hay