El pasado 8 de Mayo, los hosteleros se manifestaban contra una de las leyes antitabaco más restrictivas de Europa, colofón en el ocaso del gobierno zapateril.
Cuando menos, llama la atención el hecho de ser pioneros en el progresismo europeo, permitiendo los matrimonios homosexuales, adelantándonos, incluso, al faro de las libertades sociales europeo marcado por Holanda. Efectivamente, allí no solamente se permite fumar, sino el consumo de marihuana en los establecimientos especialmente destinados para ello. Es decir, la situación actual en nuestro país se deriva, no de la prohibición en sí misma, sino de haber legislado en espíritu, contra los fumadores, en vez de hacerlo a favor de los no fumadores. El alcohol es una droga dura, aunque legal, y los devastadores resultados derivados de su abuso, abundan a diario en todos los medios de comunicación, sin embargo, en ese aspecto, esta España nuestra es mucho más permisiva que los países nórdicos o el Reino Unido, donde el producto se grava con impuestos muy importantes y se exigen determinadas condiciones a los establecimientos de hostelería “fully licensed”. Del mismo modo, parece que sería razonable, establecer unos determinados requisitos a los hosteleros que permitiesen fumar en sus establecimientos, lo que además, supondría deshacer el atentado contra la libertad que supone este tipo de prohibiciones: Si el tabaco es legal y el restaurante es mío; toda vez que nadie tiene obligación o necesidad de entrar en él, será su propietario quien decida la permisividad para el consumo del tabaco.
Por otro lado, es necesario analizar la especial idiosincrasia nacional, así como la situación de la hostelería española. Gijón cuenta con tantos establecimientos como algunos países europeos enteros; el turismo representa el 7% del producto interior bruto y la afluencia de extranjeros depende en gran medida, de las facilidades para consumir alcohol y tabaco en su tiempo libre. Los atractivos precios de nuestro país, lo convierten en un verdadero paraíso para los europeos, que encuentran destino próximo a su lugar de residencia, en un país del primer mundo con las ventajas de otros lugares más alejados, con otro nivel de vida. encarecer el ocio es una forma de atacar la línea de flotación del turismo, que al margen de los ingresos generados, es una fuente importante de puestos de trabajo. Zapatero consigue, de este modo, incomodar a todo un sector del país, a la vez que incrementa las cifras de paro y pone en peligro el 7% del producto interior bruto, por contentar a una minoría de la población: No la no fumadora, sino simplemente la que es antitabaco, en un ejercicio de intolerancia al que estamos tristemente acostumbrados.