Revista Cultura y Ocio

Tabarca: la isla que los piratas tomaban como base

Por Yorga @javieramosantos

La isla de Tabarca se recorre en un paseo: menos de dos kilómetros de larga por casi medio de ancha. La única isla habitada de la Comunidad Valenciana es como una manta de tierra que flota en el mar. Estuvo deshabitada, excepto ocasionalmente por piratas berberiscos que en ocasiones la tomaban como base en el siglo XV. Junto a las Columbretes (Castellón), merece una escapada con historia.

Repoblada con italianos de Génova

Hasta que en 1769, el monarca Borbón Carlos III (siguiendo indicaciones del Conde de Aranda) repobló Tabarca y sus tres islotes (La Cantera, La Galera y La Nao) con ciudadanos genoveses que él mismo rescató de su cautiverio en manos de los árabes de la isla tunecina de Tabarka, de donde le viene el nombre.

Previamente, y siguiendo instrucciones del ingeniero militar y coronel de infantería Fernando Méndez de Ras, se habían construido murallas, baluartes y una pequeña población para albergar a estas familias que deberían residir allí para defender la isla y evitar asentamientos de piratas en su litoral.

A partir del año 1770, ya con sus nuevos pobladores asentados en la ciudad, la isla pasó a denominarse Nueva Tabarca, cuya actividad económica principal iba a ser la pesca, ya que la mayoría de sus habitantes procedían de un lugar cuya industria era el coral.

La Planesia griega

Identificada con la Planesia de los antiguos griegos que Estrabón describió como una isla peligrosa por la abundancia de escollos, en los alrededores de Tabarca se han hallado pecios romanos con ánforas. Tabarca también se convirtió, en el siglo XIX, depósito de prisioneros carlistas, en donde se habilitó la Torre de San José como mazmorra.

En temporada alta Tabarca se llena de visitantes que la invaden para bañarse en sus aguas transparentes. No en vano es reserva marina desde 1986. Aparte de tostarse al sol, aquí el viajero puede visitar una fortaleza abaluartada del siglo XVIII y, dentro de ella, varias viviendas alineadas a lo largo de una breve calle que la cruza.

Qué se puede ver en Tabarca

En el castillo hay tres monumentos de nota: la puerta de San Miguel, con hornacina a la Virgen, la iglesia de San Pedro, en cuyos sótanos se asegura que hay un tesoro oculto, y la Casa del Gobernador, hoy convertida en hotel. El núcleo urbano tiene, además otras dos puertas que quedan de las antiguas murallas, la de San Rafael y la de San Gabriel. En el dintel de esta última todavía se lee la inscripción que se grabó en su construcción: CAROLUS III HISPANIARUM REX, FECIT, EDIFICAVIT.

Un monumento a destacar lo constituye la propia muralla, con bóvedas de cantería, escudos de armas reales e inscripciones varias. En una zona alejada del núcleo urbano se levantó la Torre de San José que, con casi 30 metros de altura y forma de pirámide truncada se erigió como atalaya para funciones de vigilancia de la isla.

Las manzanas que conforman la arquitectura de la isla son de forma rectangulares, formadas con hileras de casas, 'tiradas a cordel', que diría el ilustrado Pérez Bayer cuando visitara Tabarca en 1782, con un foso que les servía de corral. El sistema defensivo de la isla quedó incompleto al no realizarse las obras del proyectado castillo de San Carlos, que debía servir de acceso a un puerto dieciochesco que tampoco se ejecutó.

Un faro que vigila la costa

También de vigía sobre el horizonte sobresale el Faro de Nueva Tabarca que, por su situación, es considerado como uno de los elementos tipo de la ingeniería romántica del siglo XIX. Las antiguas fortificaciones de la isla están protegidas como Conjunto Histórico-Artístico. Mientras, la Cueva del Llop Marí es una gruta de unos 100 metros de longitud, con estalactitas, donde penetra el agua de mar, situada al sur del pueblo.

Tabarca está formada por materiales de origen volcánico. Como maravilla natural que es, la isla cuenta con una amplia variedad de fauna y flora marina, declarada como Zona de Especial Protección para las aves por la Unión Europea. Una visita recomendada pasa por acercarse hasta el Museo Nueva Tabarca, en lo que fue almacén de La Almadraba.

La isla, con una longitud máxima de 1.800 metros y una anchura de 380 metros, pertenece administrativamente a la ciudad de Alicante. El origen genovés de sus primitivos pobladores queda reflejado hoy en día por los apellidos isleños: Chacopino, Leoni, Pitaluga, Luchoro, Ruso, Pianello o Parodi, entre otros.

Ya lo sabe el viajero: a apenas 11 millas marítimas de la costa de Alicante aparece este pequeño gran islote, antaño refugio de piratas. Se llega a Tabarca en barco tanto de la capital como de la vecina localidad de Santa Pola. No se olvide de probar los arroces marinos de la zona: a banda, negro o el típico caldero.

No obstante, antes de que el viajero acometa el viaje a la isla, resulta recomendable que vaya informado. Con la completa guía de Tabarca estará al tanto de la amplia oferta de servicios que ofrece esta isla sin igual: alojamiento, restauración, actividades acuáticas... Todo a su alcance. El tesoro del Mediterráneo.

Tabarca: la isla que los piratas tomaban como base

Soy periodista y experto universitario en protocolo. He trabajado en diferentes medios de comunicación como 20 minutos, Las Provincias o Diario 16. Ahora ejerzo labores de community manager, colaboro en blogs y publicaciones digitales. Autor del libro 'Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma'.


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