Sobre Las Hurdes
Las Hurdes, tierra sin pan es un documental de 27 minutos, dirigido por el cineasta español Luis Buñuel y rodado entre el 23 de abril y el 22 de mayo de 1932. Aunque originalmente era mudo, en 1935 obtuvo dinero de la embajada de España en París para sonorizarlo, quedando por ello narrado en francés. En 1996 se grabó en castellano con la inapreciable voz de Paco Rabal.
La película se desarrolla en Las Hurdes, una zona montañosa de Extremadura, alrededor del pueblo de La Alberca, cuyos habitantes estaban tan poco desarrollados y aislados que incluso el pan les era desconocido. De acuerdo con el documental, el principal ingreso para este pueblo era el subsidio del Gobierno que recibían por admitir a niños huérfanos. Buñuel, que realizó la película después de haber leído el estudio antropológico del intelectual católico e hispanista francés, Maurice Legendre, director de la Casa de Velázquez, centro cultural francés en Madrid, titulado Las Jurdes: étude de géographie humaine (1927), tomó un enfoque surrealista al realizar su expedición antropológica. El resultado fue un documental en el que las exageradas descripciones del narrador sobre la miseria humana de Las Hurdes contrastan con la actitud plana y desinteresada de sus habitantes.Sobre el DRA
Los periódicos contrarios a la República y paladines de la monarquía y de los valores más tradicionales en 1931 eran El Correo, El Tiempo, El Día, Las Noticias y La Voz de Levante. Sus propietarios provenían de los antiguos partidos conservador y liberal o de asociaciones como Acción Católica. Paulatinamente fueron desapareciendo por falta de apoyo popular, sobreviviendo solamente El Día, cuyo propietario, el poeta alicantino Juan Sansano Benisa, apoyaba las posturas extremistas adscritas al Bloque Nacional Agrario.
Pero las fuerzas políticas conservadoras tuvieron que crear su propio órgano de prensa ante la paulatina desaparición de los periódicos cercanos a sus ideas. Así, en septiembre de 1934 la Derecha Regional Agraria imprimió un diario, DRA, sufragado básicamente por Rafael Alberola Herrera. Este diario desapareció en marzo de 1935 y fue sustituido por Más. En estos periódicos se reflejó la ideología de las fuerzas políticas alicantinas que gobernaron durante el bienio de 1934-1936, esencialmente ultraconservadoras y antirrepublicanas.
Tabarca, o las Hurdes alicantinas
Hay familias que hace más de un mes queno han comido ni un plato de sopa
Multitud de personas, vestidas de harapos, están sufriendo los rigores y lacalamidad del frío, y piden por caridad que se les envíen las prendas y ropasusadas de que las gentes buenas se puedan desprender
De Tabarca, la isla vecina, nos llega la queja dolorosa que toma expresión en nuestras titulares. Hay personas, nos dice el Cura párroco en una patética carta que refleja el dolor que le produce el estado de sus feligreses, «que hace más de un mes que no han comido ni un plato de sopa. Por los temporales, que se suceden uno tras otro, las barcas no pueden salir a la mar, y como la pesca es el único medio que proporciona a los tabarquinos sus pobres recursos económicos, y no se coge nada, la gente MUERE DE HAMBRE.
Les ruego que desde las columnas de DRA hagan un llamamiento a las personas caritativas, que las hay en Alicante, para que se apiaden de estos pobres y desgraciados pescadores que en estos días de rigor y frío van vestidos de harapos, pues el frío les mata y causa muchas enfermedades: aquellas prendas, aunque sean usadas, que puedan recoger, serían un gran alivio para mis pobres hermanos, hijos de Jesucristo, a los que la caridad de todos tiene que salvar».
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Nueva Tabarca, años 30
En nombre de la caridad nos dirigimos a todas las clases sociales alicantinas para que presten su atención a esa horrible tragedia. Hay familias enteras, cercanas a nosotros, que no pueden comer, que no pueden resistir el rigor de estos días porque ni siquiera tienen con qué cubrir sus escuálidas carnes. Esa injusticia clama al cielo y protesta enérgicamente de un desamparo que si las autoridades quisieran se podría evitar.
Un gobernador ha logrado que el Consejo de ministros se preocupase de los obreros de Ayamonte, para los que se han destinado algunas cantidades con que de momento socorrer a aquellos abandonados de la sociedad. Con que en Tabarca se emplearan 60 u 80.000 pesetas para construir el refugio que tanta falta les hace a los tabarquinos, se remediaría, de momento, la situación insostenible en que se encuentran proporcionándoles trabajo, y para lo sucesivo se lograría que estos males se aliviasen porque las embarcaciones podrían salir a la mar constantemente, con la seguridad de que si el temporal les obligaba a retirarse, el refugio sería accesible.
Si es verdad que nuestra sensibilidad no es un mito, tenemos que acudir todos a poner inmediato remedio a la situación insostenible en que se encuentran los habitantes de Tabarca. No podemos admitir que haya gentes que no coman y que enfermen de frío porque eso sería un crimen de lesa humanidad que a todos nos avergonzaría. El Ayuntamiento tiene la obligación de ponerse delante de todos, primero atendiendo con sus posibilidades a remediar lo que no es cosa de demorarlo porque el apremio de esas familias acosadas por la miseria no puede resistir, y después reclamando de los poderes públicos la atención necesaria para aquellos comprovincianos a los que no hay solo que recordarles nada más que cuando llega el momento de pedirles el voto.
Nueva Tabarca, años 30
Nosotros invitamos al señor Santaolalla a que sea el Ayuntamiento la primera entidad que destine lo necesario para auxiliar a las familias más necesitadas. A todos nuestros amigos y aún a los ADVERSARIOS POLÍTICOS, que para hacer justicia y sentir hondamente las necesidades del prójimo no caben resquemores les incitamos a que den lo que puedan, donativos, prendas usadas, lo que al alcance de cada uno esté, para remediar sin pérdida de tiempo a esas gentes abandonadas y a las que desde estas columnas defenderemos con todo nuestro cariño hasta conseguir que se les haga justicia.
Es una campaña en la que confiamos que nos acompañe el clamor unánime de un puebo que no puede tolerar que a sus puertas mismas se diga que hay unas Hurdes en donde muchas familias hace un mes que no han podido comer ni un plato de sopa, y que hay quienes van vestidos con harapos mientras muchos tienen almacenados en los cofres y armarios lo que les sobra.