El primer incordio es que si llueve un poco fuerte, me entra el agua en casa. Harta de poner toallas, a modo de barrera, taladré en el suelo una barra maciza rectangular de metal, le pegué encima una cantonera de plástico de imitación madera y le puse goma aislante en la cara contra la puerta. Después lo sellé todo bien con silicona. Os pongo unas fotos:
Vista desde el exterior
Vista desde el interior
Hay que tener cuidado de no pisarlo al entrar y no tropezarse, sobre todo las visitas que no están acostumbradas…Otro inconveniente de tener la puerta directamente en la calle es que al mojarse, se hincha con la humedad y cuesta abrirla o cerrarla.Por eso, a mi padre se le ocurrió instalar una tabla que se inserta en dos rieles atornillados a la pared.
Riel
No es la panacea, pero la parte baja de la puerta está un poco más protegida, sobre todo de las salpicaduras del suelo. En caso de inundaciones, supongo que también sería de ayuda...
Tengo que deciros que la primera tabla fue de madera, pero al igual que la puerta, se hinchaba con el agua y costaba encajarla en los rieles, así que hemos perfeccionado el invento y mi padre, que es un artista soldando metal, me fabricó esta chapa, pintándola posteriormente del color adecuado para la fachada.
Bueno, hasta aquí os he contado las soluciones caseras que se pueden hacer por poco dinero...
Ahora bien, si tuviera más presupuesto y pudiera contratar a un profesional, pondría una puerta de cristal por delante, de modo que al entrar en casa tendría dos puertas, primero la de cristal y luego la de madera, como en las pelis americanas. Qué os parecería la idea?