Susumu Akizuki, Hiroaki Kanai
Sinopsis
Una inocente excursión escolar es el inicio de una pesadilla... ¿o no?
Collage surrealista de historias
Vi Tag hace algún tiempo, después de tropezar con un gif en internet e investigar su procedencia.
Esperaba una bichoñada y, como no lo es exactamente, me decepcionó mucho aquel primer visionado. Con el tiempo, fui saltando por la filmografía de su director, Sion Sono: El club del suicidio (2003), que en conjunto también me dejó un poco frío pero en la que empecé a detectar elementos que me resultaban atractivos; Minna! Esper Dayo! (2009), una serie de superhéroes delirante, divertida y diferente; Love Exposure (2008), una puta obra maestra con todas las letras y algunas más; Cold Fish (2010), demoledoramente brutal; y Eiga: minna! Esupâ da yo! (2015), una variante de la serie de superhéroes mencionada antes, un poco decepcionante.
Una vez empezadas a comprender las neuras, manías y obesesiones de Sion Sono me entró la duda de si Tag podría ser mejor de lo que me pareció en aquella primera impresión, así que finalmente le he dado una segunda impresión, y aunque mi opinión no varía demasiado de la emitida entonces, sí es cierto que la peli tiene mucho más que aportar de lo que me pareció en su momento.
La cinta empieza como una extraña versión de El incidente, pasa a tener cosas de Abre los ojos, Sucker Punch o Alicia en el País de las Maravillas, según como se quiera ver, y termina con una explicación que recuerda a la del Arquitecto de Matrix Revolutions, pero con más coherencia. Un final que puede ser visto como una alegoría de la dominación masculina y ciertas parafilias muy orientales. Parafilias que, por otro lado, están muy presentes en varias de las películas de Sion Sono, y no siempre presentadas como algo negativo.
Acción, fantasía y sangre a borbotones en una trepidante historia de menos de 90 minutos en la que pasan montones de cosas en todo momento.