Muchos clientes llegan a agencia y piden llevar a cabo una acción social media que dé relevancia y amplíe el conocimiento de su marca entre determinado target. El 90% de ellos espera como respuesta una acción cuyo transfondo se aproxime más a la teoría de la relatividad de Einstein que a cualquier ocurrencia de Leonardo Dantés.
Pues bien, amigos, tal vez en su caso no haga falta complicar el asunto, sino más bien creer en la efectividad de acciones que, por sencillas, resultan poco confiables a primera vista.
Veamos el gran ejemplo (proporcionado por Andy Whitlock, Poke):
Y digo gran ejemplo con todas las de la ley, dado que una acción tan sencilla como la de hacer que la gente que asiste a un evento (en este caso, al Festival de Glastonbury) se etiquete y haga un worth of mouth es sencillo y eficaz en sus resultados.
Porque, ¿qué mejor que apelar a aquello que es innato a todo ser humano para fomentar la participación? Es decir, las necesidades sociales, la motivación….
- Necesidad de pertenencia al grupo. Lo que conlleva la imitación de la acción, del pensamiento…
- Deseo de prestigio personal por asistir a un evento o pertenecer a un grupo.
- Incremento de la autoestima: somos cool, pertenecemos al grupo de los elegidos.
- etc.
Ni más ni menos que la sempiterna y siempre válida Pirámide de Maslow, que data de 1943, nos da las claves.