El taguató no prestó mucha atención a mi auto, cosa que me llamó la atención porque no suelen permanecer mucho tiempo si alguien se detiene o pasa a su lado, supongo que se habituaron a que los visitantes pasen cerca y no les hagan daño. Este me miró unos segundos y luego permaneció en lo suyo, oteando el lugar quizás en busca de algo que se moviera o quien sabe que le pasa por la mente a un ave. Primero tomé unas fotos algo lejos para asegurarme alguna imagen, luego me detuve a su lado a escasos metros, moviéndome lentamente hacia el asiento del lado del acompañante, algo incómodo, para evitar asustarlo, las rapaces tiene excelente vista y si uno se mueve o los mira directamente mucho tiempo se vuelan. Hice varios retratos y fotos cercanas desde el ángulo incomodo que tenía; la luz era muy escasa porque estaba bastante nublado y ese sector del camino a su vez estaba rodeado de frondosos árboles, no quedó bien la calidad, el granulado del fondo me recuerda a la época que uno sacaba fotos con rollo y las imprimía en papel.








