Revista Cine
Directora: Sarah Polley
A Sarah Polley la tenía hace bastante tiempo en mi lista de directores/as cuyas películas quería ver, y de hecho había visto su opera prima, Away from Her, hace muchos años, pero por alguna razón no me había puesto al día con sus dos siguientes trabajos: el de hoy, y un documental del 2012 llamado Stories We Tell. Pero su nombre volvió a la primera plana de mi mente luego de ver ese excelente y bellísimo filme de mi querido Hal Hartley, No Such Thing, justamente protagonizado por Polley -a quien se puede ver en Go, Dawn of the Dead, Mr. Nobody, entre otras más; la chica lleva actuando desde los seis años, por lo que sé-. Así que, rápidamente, me puse al día con su corta pero todavía creciente filmografía. Y viendo el resultado final de Take this Waltz -su segundo trabajo-, además de compararlo con los otros dos -que son estupendos-, me pregunto, o más bien le pregunto directamente a ella: ¡¿qué te pasó, Sarah Polley?! ¿Cómo hiciste una película tan horriblemente mala? Es que es mala con ganas.
Antes de seguir descargándome, Take this Waltz trata sobre Margo -interpretada por Michelle Williams-, una mujer que no está del todo bien de la cabeza, o del alma, o de ambos, histérica a más no poder, y que se complica hasta por lo más banal. Pero claro, que no se trata sólo de ella pasándola mal por Dios sabe qué cosa. Se trata sobre ella cayendo en la incómoda situación que provoca estar en un triángulo amoroso, formado por su marido -interpretado por Seth Rogen, quien debió haber pensado que este era un movimiento "maduro" en su carrera- y por quién sabe quién es ese otro sujeto aparecido de la nada -interpretado por no tengo ni la más mínima idea-. Con estos ingredientes, ya se pueden ir imaginando el puto panorama...
Me llama profundamente la atención que Sarah Polley haya escrito el guión de esta aberración. Es simplemente horroroso, lleno de clichés y detalles sabidos de sobra por cualquier sujeto al que le pregunten qué pasa en una situación como la que plantea esta película. Comenzamos con Michelle Williams de vacaciones en Irlanda -logro suponer-, por alguna razón no siendo acompañada por su marido -y eso que todo está perfecto-, viendo una presentación a las afueras de un bonito castillo, finalmente encontrándose con un sujeto cualquiera que se siente atraído inmediatamente por ella, y ella por él -que sorpresa, por Dios-. Y bueno, ella está casada, y él intenta quebrar esa barrera, mientras el marido se gana la vida cocinando pollo. Y no sé para qué sigo, si ya todos saben lo que va a pasar. Luego de haber visto Away from Her, que era una historia de amor en la cual el amor se demuestra de una forma completamente diferente a cualquier drama romántico, pensaba que esta comedia romántica sobre treintañeros iba a ser diferente a las comedias románticas del montón, que van al cementerio de las películas intrascendentes que tienen menos emoción que una piedra. Lamentablemente, esta película -traducida como "Triste canción de amor"- va a ir, perdón, ya está en ese cementerio. Es una película insufriblemente simplona, con un guión horroroso que se cae a pedazos apenas a los cinco minutos de metraje. Y sé que se presenta como una comedia ligera, pero nunca pensé que iba a ser tan insultante, como si yo fuera un maldito imbécil descerebrado que se tiene que aguantar la estupidez que tiene en frente ¡Y eso que aguanté las casi dos horas de duración de este esperpento! No sé cómo lo hice, a los 15 minutos ya quería tirar la toalla, me quería morir, qué sé yo.
Bueno, bueno, bueno. Para ir resumiendo este maldito primer párrafo, estas palabras caen perfecto: guión de mierda, historia de mierda.
Pero es sabido que a veces un guión horroroso puede terminar siendo una buena película, si es que se dirige bien y se logran disimular los baches que tiene. Pues bien, la dirección de Polley en esta película parece ser en piloto automático, sin ningún tipo de intención a la hora de contar cosas a través de la imagen. Es simplemente grabar lo que está sucediendo desde una posición convenientemente apropiada y que muestre lo que se debe mostrar. El único movimiento que llama la atención es un travelling circular, mirando hacia dentro -¿centrípeto se llama eso, no?-, movimiento ya visto en Away from Her, pero que en esta ocasión no queda bien, precisamente porque ya se vio en el otro filme donde queda mucho mejor. No, en serio, esta dirección parece haber sido hecha por algún novato sin personalidad que dirige por encargo, no por Sarah Polley.
Además, hay momentos que son tan ridículos que me ponía a llorar de tanto martirio que sufría. La atmósfera de esta película es tan pero tan pueril y superficial, supongo que sólo encantaría a adolescentes enamorados. Los "mejores momentos" se sienten como tal porque hay una musiquita inocente de fondo, con esas guitarras simplonas y teclados mamones, ideal para hacer que el iluso espectador se sienta conmovido por lo que ve. "Oh, la música me indica que estamos en un momento importante y emocionante, debo sentirme como tal". Fíjense que hay momentos que se suponen deben estar llenos de pasión y deseos desenfrenados pero contenidos, que dan risa por lo melosos y clichés que son, como cuando el otro sujeto le dice a Margo qué la haría a su cuerpo. O también están aquellos llenos de rutina donde Margo se siente aburrida y atrapada por su marido, aunque igualmente lo ama; todos esos jueguitos entre ellos resultan insoportables. Y cómo olvidar todas las líneas que recita la hermana del marido de Margo cerca del final, cuando está borracha, y le dice unas cuantas verdades a su cuñada... las verdades más insulsas del universo. Si alguien me dice algo así, no pasa nada. Que te digan algo así de insignificante es como que una hormiga camine sobre tu mano, no te importa, y en muchos casos, ni te das cuenta. Pero ese momento estaba destinado a ser sumamente importante, no lo olviden.
Lo peor de la ecuación -en realidad ya no sé qué es lo peor de esta película- es probablemente el trío que protagoniza este relato, a los dos niveles: actoral y del mismo personaje. Con respecto a lo primero, ninguno de los tres actores me convenció. Ni Michelle Williams ni Seth Rogen ni como sea que se llame el otro sujeto. El peor de todos es ese desconocido, no debería ni considerarse un actor, como galán da asco. Y en cuanto a los personajes, los tres están terriblemente desarrollados, tan complejos como un maní. Margo es una mujer casada atrapada entre la rutina y la pasión del enamoramiento, gran cosa. Se pasa la película tratando de resolver este dilema, y es tan histérica y llorona e insufrible que uno termina odiándola, en vez de sentir empatía por ella -y yo me pregunto cómo mierda ninguno de los otros dos involucrados no se cansa de ella-. Y llegando al final, uno tiene gran razón en odiarla de tal manera. El marido, por otra parte, que se la pasa cocinando pollos, es un idiota de tomo y lomo, típico de esos sujetos que no se dan cuenta de que sus novias/esposas/lo-que-sea están enamoradas de otro, incapaces de leer el lenguaje corporal que las delata sin ningún esfuerzo. El tercero en discordia, aquel desconocido que es mejor olvidar, es lo mismo que los otros dos personajes, no evoluciona nada, es un personaje estático. Lo único que hace en su vida es intentar enamorar a Margo, aunque ella se muestre insegura y todo lo demás. Sus frases ingeniosas de conquista no las usa ni el enamorado más torpe, y si sus miradas son consideradas sexies, entonces estamos en franca decadencia -en el arte de la conquista, al menos-. Y si estos tres ya dan actuaciones deficientes, no les quiero ni decir los demás. Dejémoslo ahí por ahora.
Guión, dirección, actores... la banda sonora ya se entiende que es malísima, el final igual lo es. Supongo que ha llegado el momento de darles a conocer las consideraciones finales de esta cosa.
Take this Waltz es una comedia romántica ridícula, insípida, simplona, sensiblera, predecible, larga para lo insustancial que es, e insufrible -es todo lo que se me ocurre por ahora-. Esperen, se me olvidaba lo más importante: es una película pretenciosa ¿Por qué pretenciosa? Porque pretende desmarcarse de todas las vacuas comedias románticas que inundan las carteleras todas las semanas, contando una historia "madura" de una manera "madura", pero finalmente cayendo en todo aquello de lo que quiere alejarse, cosa que hace que el resultado final sea un fatuo desperdicio de dos horas.
No me vengan con que esta es una película más intimista, y que quiere ser realista en el retrato de una crisis matrimonial y personal, y que por eso muestra cada estupidez en la vida de esta tipa, porque claramente, si es la intención, no se logró en lo más mínimo. Insisto en esto: en esta película no pasa realmente nada, todo es estático, nada avanza, todo sigue igual. Cambios por aquí o por allá no esconden que esta película sea superficial y carente de alguna construcción decente. Esto es lo peor de lo peor, un ejemplo de cómo una mala película puede llegar a ser.
Y eso, esta película es horrorosa, tanto en lo formal -entiéndase guión, dirección, actuaciones- como en su contenido, o lo que pretenda tener de fondo. Hace tiempo que no me sentía tan insultado y decepcionado de una película, especialmente viniendo de Sarah Polley, que con este trabajo registra una feísima caída de la cual debería estar profundamente avergonzada. Espero que nunca más vuelva a hacer algo como esto -y fue idea de ella, ni siquiera fue por encargo, lo que agrava la situación, maldita sea-. No la vean por nada del mundo.
Y yo repito: ¡¿Qué te pasó, Sarah Polley?!