Utilizo el título de una de mis películas más queridas (si no conocéis la peli pinchar aquí) para hablar de un tema que tiene mucho que ver con el concepto principal de este blog (Los cuarenta son el nuevo negro): El paso del tiempo (uuuuuhhhhh).
Empiezas arreglando un armario, sacas cajas, las abres y encuentras fotos de hace muchos, muchos años. Y empiezas a comparar. Ves fotos de cuando eras niña, de cuando tenías 20 años, fotos hasta que empezó la era digital, para que vamos a hablar de edades. Y comparas.
Es verdad que lo mejor que puede decir una persona de si misma (sea de la edad que sea) es: “Estoy en mi mejor momento, no me cambiaría por ninguna edad”. Y decirlo año tras año es mejor todavía. Es señal de que estás en lo que tienes que estar y de que vas evolucionando como persona (a pesar de ciertos descolgamientos).
La nostalgia es mala cuando lo que te transmite es la idea de que antes estabas mejor, eso no. La nostalgia no debe de impedirnos avanzar y mucho menos volver hacia atrás, hacia atrás sólo para coger impulso y poco. Creo que deberíamos recurrir a fotos o imágenes del pasado para darnos cuenta de lo bien que estamos, de lo que hemos evolucionado y sobre todo para estar orgullosos de lo que hayamos conseguido (sea lo que sea).
Por cierto, cuidadin con mirar fotos y pensar que necesitas botox. NI SE TE OCURRA. Que luego te arrepientes. Piensa en Meg Ryan antes de decidir.
El concepto de nostalgia como tal me parece un poco anticuado, nunca, NUNCA, ningún tiempo pasado fue mejor. Porque es pasado y ahora estás en el presente. Y mañana no sabes dónde vas a estar. Así que disfruta de tu aspecto actual y vive la vida al día.
Que no me mande la vida lo que el cuerpo no pueda aguantar.
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