En un país, como en una empresa, es fundamental, atraer, desarrollar y retener el talento.
De la suma de talentos individuales surge la innovación y la competitividad global,
Sin embargo, estas tres piezas (atracción, desarrollo y retención) pueden tener perspectivas ligeramente diferentes si lo vemos desde el punto de vista de una empresa o de un país.
La apuesta país es a más largo plazo y por ello, quizá la retención pueda ser algo más laxa.
¿A qué me refiero?
A una idea que plantea Javier Santiso en su libro 'España 3.0. Necesitamos resetear el país'.
En España hemos sufrido, y probablemente seguiremos sufriendo dos lacras relacionadas: el paro y la fuga de cerebros...probablemente la segunda parcialmente consecuencia de la primera, pero también, quizá, debida a una insuficiente infraestructura y financiación de la investigación y la ciencia, y de unos todavía pobres niveles de I+D+i.
No podemos considerar positiva la fuga de cerebros pero, al contrario de lo que podría suceder en una empresa, quizá la retención no debe suceder a toda costa. Quizá la persona formada y de talento puede desarrollarse en un país más avanzado y quizá, sólo quizá, algún día decida volver a su país de origen donde podremos beneficiarnos de su aprendizaje, su talento y su desarrollo.
Creo que es con esa idea con la que Javier Santiso afirma:
Mejor tener una bióloga española en un laboratorio de Boston que en un chiringuito de Málaga. Mejor tener un arquitecto español en Shangái que haciendo de taxista en Madrid.
En efecto, es una pena que esa bióloga o ese arquitecto no puedan desarrollar su carrera y poner a trabajar su talento en España...pero peor es que ese talento, conocimientos y motivación se pierda en la inactividad o en un empleo no a la altura de la persona.
Es mejor para la persona...y apostamos por que, a medio plazo, también, en grandes números, será beneficioso para su país de origen, en este caso, el nuestro.