Marta Aguilera, una periodista comprometida con su oficio, recibe una noticia que cambiará su destino: un tumor amenaza su salud y le quedan apenas dos meses de vida. Sin nada que perder ni nadie a quien rendir cuentas, Marta siente que la realidad es un lugar amenazante y decide ocupar el tiempo que le queda impartiendo justicia.
En una carrera contrarrreloj por su propia vida y contra la inquebrantable inspectora Daniela Gutiérrez, Marta Aguilera tratará de aplicar su particular ley del talión.
Edición: 1ª ed.
Publicación: Barcelona: Planeta, 2018
Descripción física: 448 p.; 24 cm.
ISBN: 978-84-17-30500-0
CDU: 821.111-31"20"
Signatura: N DIA tal
Precio: 19,50 euros en Casa del Libro.
De nuevo, y gracias a la iniciativa #SoyYincaner@, de Kayena y Carmina, he tenido ocasión de estrenarme con un autor al que no conocía de nada. Ya os hablé en una entrada anterior del agradable encuentro que tuvimos con Santiago Díaz, en el que las integrantes del "Comando Madrid" de yincaneras estuvimos durante una tarde de lo más animada charlando sobre su primera novela, Talión; y hoy toca hablar de mis impresiones después de esta lectura.
Estamos ante la primera novela de Santiago, aunque esta no es su primera vez como escritor ya que es, desde hace tiempo, guionista de la famosa serie televisiva El secreto de Puente Viejo, que por cierto descubrí gracias a mi madre. Y por mi parte, aunque suelo seguir escrupulosamente el orden lector, lo que significa que voy leyendo los libros en el mismo orden en el que han ido llegando a mis manos, llevo una temporada en la que esto de "yincanear" me puede y en cuanto me proponen un libro no me puedo resistir. Así que como intuiréis, a Talión le llegó el turno antes de tiempo; aunque tengo que decir que no me arrepiento para nada.
Nos encontramos ante una historia de lo más curiosa, que además me ha enganchado desde el principio; de hecho uno de los días en los que iba leyendo, en el transporte público de camino a casa después del trabajo, me pasé la parada de metro por ir tan enfrascada en la novela. Y es que una de las cosas que más me ha llamado la atención de la historia es lo "peliculera" que es; y esto no lo digo peyorativamente sino todo lo contrario, en el buen sentido, porque la prosa de Santiago es tan visual y te hace meterte tanto en la trama, que es exactamente igual que si estuvieras viendo una película de acción de lo más trepidante, de esas que te encantaría que no tuvieran anuncios para no tener que dejar de mirar la pantalla en ningún momento; en mi caso los anuncios se sustituirían por los transbordos en el transporte público y sería prácticamente lo mismo. Supongo que por algún lado se le tenía que notar al autor el oficio de guionista, claro.
El día del encuentro con Santiago estuvimos hablando largo y tendido, como no podía ser de otra manera, entre otras cosas sobre el arranque de la novela. A nuestra protagonista, Marta Aguilera, le diagnostican un tumor cerebral que le permitirá vivir, como mucho, un par de meses más; desde luego, el comienzo no puede ser más impactante. Y además a mí me resultó de lo más familiar, porque también hace muchísimos años recibí una noticia muy parecida; claro que mi situación era diferente a la de Marta porque yo en aquel momento tenía tan solo nueve años. Pero sí me identifiqué con ese momento en el que recibes una noticia como esa y lo primero que se te ocurre es ponerte a pensar qué harás con el poco tiempo que supuestamente te queda de vida, que en mi caso iban a ser tres meses y como los médicos no atinaron, ya va para nada menos que treinta y ocho años...
El caso es que Marta Aguilera, periodista de sucesos, decide que durante esos dos meses se va a dedicar a impartir justicia. Es una persona bastante asocial, no tiene pareja (acaba de dejar a su novio) ni hijos, ni contacto con familiares, así que en realidad piensa que nadie la va a echar de menos cuando ya no esté; y mejor aún, piensa que aunque se dedique a quitar de en medio a gente indeseable, sus hechos no le van a pasar factura porque se supone que cuando llegue el momento en el que tenga que pagar por sus actos, ya no estará aquí para sufrir las consecuencias. Así iremos conociendo más detalles sobre ella y también sobre su pasado, que de un modo u otro ha marcado su actual forma de ser. Gracias a su trabajo conoce a bastante de esos indeseables, algunos de ellos viviendo su vida con total normalidad porque la justicia en su día no hizo bien su trabajo; así que Marta pondrá los cinco sentidos en librarse de los más que pueda. Será entonces cuando entre en juego otro de los personajes principales, la inspectora Daniela Gutiérrez, que también lleva a cuestas la mochila de su pasado y, en cierto modo, se encuentra ante un dilema moral que le hace preguntarse si está a favor o en contra de Talión, el nombre con el que la opinión pública ha bautizado al justiciero que anda suelto. Como miembro del cuerpo policial, la inspectora Gutiérrez tiene claro que su misión es detener a Talión; pero por otro lado piensa a ratos que está muy bien que alguien haga justicia, ya que los encargados de hacerlo no siempre cumplen con su trabajo, o no lo hacen del todo bien.
Ya comentaba al principio que desde el primer capítulo me sentí identificada con Marta, al menos con su situación; pero es que a veces también me han dado ganas de tomarme la justicia por mi mano, aunque finalmente nunca lo haya hecho. Y precisamente este fue uno de los puntos más discutidos en nuestro encuentro con Santiago, porque aunque todas las yincaneras en pleno teníamos claro que estábamos del lado de Marta, con lo difícil que suele resultar por lo general empatizar con los malos, el autor nos comentó que se había encontrado con gente que pensaba que no está nada bien eso de tomarse la justicia cada uno por su mano, y que Marta debía ir a la cárcel como mínimo. Este es para mí uno de los puntos fuertes del libro, porque al menos en mi caso me pasé toda la lectura preguntándome si yo habría sido capaz de llevar a cabo todo lo que hace la protagonista. Supongo que a todos nos pasa eso de sentir indignación, impotencia o cabreo cuando vemos en las noticias la cantidad de cosas que pasan y la cantidad de gente que está libre cuando en realidad debería estar entre rejas, y seguro que más de una vez nos habría encantado tener a nuestro alcance los medios para hacerles pagar por todo. Y ya desde las primeras páginas sentiremos esa impotencia, cuando la historia comienza con el hallazgo del cadáver de una niña que muestra señales de haber sido además violada.
Por supuesto, encontraremos también en esta historia a un buen número de personajes secundarios, sin los cuales no sería posible que pasara todo lo que se va sucediendo en la trama. Conoceremos más de cerca a esos enfermos psiquiátricos a los que "las voces" les piden que hagan algo muy malo; a esas mujeres que vienen a España pensando que van a tener una vida mejor y acaban siendo explotadas sexualmente por las mafias; a esos niños que sufren el acoso de los demás, sólo por el hecho de ser diferentes; a aquellos que pudieron llegar a ser algo en la vida y acabaron tomando el mal camino... Y por supuesto a quienes están detrás de todos ellos, que son muchos más aunque no los mencione a todos. Y Santiago nos ayudará a que entendamos los motivos por los que hacen las cosas que hacen, aunque desde luego en ocasiones estas cosas nos puedan llegar a horrorizar.
Lo único que quizá me ha chirriado un poco ha sido la facilidad con la que le salen las cosas a Marta Aguilera. El autor nos dejó claro que la novela es fantasía, y que había elegido precisamente a una periodista de sucesos porque se supone que lo tiene más fácil para conocer a gente de todo tipo, para haber visto de todo y para no asustarse de casi nada. Pero sí es cierto que en algunos momentos me sorprendió que todo le saliera tan a pedir de boca; por muchas agallas que uno tenga, o por mucho que le dé igual todo porque sabe que le queda poco tiempo de vida, no debe de ser nada fácil enfrentarse a unos mafiosos, hacerse con un arma, y todo este tipo de cosas chungas, que parece que Marta ha hecho durante toda su vida, pero que no quiero desvelar. Aunque también es cierto que la novela se lee tan bien y es tan sumamente adictiva, que hasta eso se lo perdono. Y además, lo cierto es que me parece estupendo que una lectura te haga reflexionar tanto e incluso plantearte cosas que en teoría no están bien, pero no puedes evitar planteártelas.
En resumen, un libro totalmente recomendable, que engancha desde el primer momento, que te hace pensar y que se lee estupendamente.