Hola hola! ¿Me extrañaron? Yo sí, un montón, pero he estado ocupada leyendo, escribiendo y buscando regalos para el cumpleaños de mi mejor amiga. Además de cuidando a Suki, nuestra coneja que está recuperándose de su esterilización. Tenía toda la intención de traerles un Top Ten Tuesday, pero se me pasó el día y bueeeeeeeeeeeeh, ya saben como es todo.Sea como sea, he estado tratando de hacer cambios en mi vida, y eso incluye el diseño del blog, es bastante distinto a lo que estamos acostumbrados, pero ¿qué les parece? déjenme saber en los comentarios, por favor ♡Bueno hoy vengo a hablarles de un tema del que seguro han estado escuchando mucho últimamente, excepto que vivan debajo de una roca. Por lo que dice el título, supongo que ya lo sospechan, estoy aquí para hablarles sobre la violencia contra la mujer, pero de un enfoque un tanto distinto, let's get to it, ladies (and gentlemen, if you're out there guys).
No es nada nuevo el encontrarnos con personas (ya sea online o en la vida real) que salen a defender al género masculino a la primera que a una mujer se le ocurre decir que le dan miedo los hombres, que no confía en ellos, que todos son unos cerdos, blah blah blah. Nunca falta ese ser humano que alza su voz y dice "¡No todos los hombres!" o "¡No sólo los hombres!" el que dice esto es generalmente, también un hombre y aquí es cuando tengo que decir que estoy de acuerdo con ese ser humano, pero antes de que se me tiren encima, déjenme explicarles por qué, y más importante, déjenme explicarles porque eso no significa que piense que el movimiento feminista no es extremadamente importante.Esta última semana, una nueva campaña llamada #metoo (o #yotambién en español) ha estado rondando por las redes sociales, en la que la idea es que todas las mujeres que hemos sufrido acoso o agresiones sexuales por partes de los hombres compartamos nuestras historias o simplemente el hashtag en las redes sociales para hacer cuenta de la magnitud del problema, para hacer notar que la violencia sexual no son casos aislados de unas pocas mujeres. Debido a esta misma situación, he leído varios testimonios de conocidas, y he compartido el mío, cómo desde los 13 años hombres me han agarrado los senos y el trasero en el transporte publico, cómo me besaron en la calle mientras me susurraban asquerosidades al oído cuando aún no había cumplido los 14, cómo estoy acostumbrada a que me griten cosas en la calle, cómo un doctor abusó sexualmente en repetidas ocasiones cuando yo solo tenía 12 años. Y no es porque sea especialmente bonita, no es porque llame la atención, es porque pasa y punto.
No soy ajena a esa realidad, y sin embargo, me siento en la necesidad de mirar el otro lado del asunto. Para mi es necesario recalcar que no son solo los hombres los que cometen actos de violencia sexual y que no son sólo las mujeres las que son víctimas de esta, la única diferencia (y dónde radica la importancia de todas las campañas feministas del último tiempo) es que la actitud violenta de los hombres es permitida y en algunos casos incluso celebrada por la sociedad, es perdonada, es vista como normal, es algo que las mujeres aprendemos a 'tolerar', algo de lo que aprendemos a no hablar, porque total 'a todas nos pasa', o porque 'las cosas siempre han sido así' y no hay nada que hacer para cambiarlo.La diferencia entre la violencia sexual ejecutada por hombres y mujeres es que la primera es aceptada por una gran parte de la sociedad, y la otra es prácticamente inexistente a los ojos de muchos, tanto así, que yo, que he sufrido violencia sexual por parte de más mujeres que hombres (el contador va 3 a 1) siento mucho más miedo cuando estoy cerca de hombres que de mujeres. De hecho, no siento absolutamente nada de miedo cuando paso cerca de una mujer en la calle, pero estoy alerta a cada movimiento que hace un hombre cerca de mí, porque los hombres atacan en público. Porque la gente no se mete a ayudar, ya sea porque les da miedo, o porque no es problema de ellos. Una mujer no te va a atacar en la vía pública, porque sabe con certeza que no es algo que pueda hacer. Un hombre no lo piensa dos veces, porque de alguna forma, cree que está en su derecho. La sociedad ha formado a los hombres de ese modo, y a las mujeres también, nos ha formado de tal manera que llenemos el molde que los hombres necesitan. Pierde peso por un hombre, vístete para un hombre, depilate para un hombre, sé atractiva para un hombre; el simple hecho de que tengamos que estarnos revelando ante todas estas cosas denota que, hasta hace poco, estábamos sometidas a ellas. Incluso yo, que soy abiertamente lesbiana, me preocupo de qué piensan los hombres de mi apariencia, porque así estoy condicionada a pensar. Del mismo modo, los hombres están condicionados a pensar que tienen poder sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras decisiones, sobre nuestras amistades, sobre nuestras vidas. La sociedad nos ha formado a todos para ser machistas, nos ha formado a todos para funcionar en torno a ideas retrógradas que ya no tienen cabida, porque nosotras, las mujeres ya estamos hartas de vivir así.Y es entonces cuando nos llaman feminazis (¿en serio? ¿comparar un movimiento de liberación de un grupo humano con una palabra relacionada al genocidio?), es entonces cuando nos dicen que las únicas que pelean por el feminismo son las gordas, feas, lesbianas, las que nadie quiere. Porque para ellos, el valor que nos damos a nosotras mismas, aún depende de cómo nos valoran ellos.Aunque muchas mujeres son agresoras sexuales o celópatas que incluso llegan a matar, sus acciones no están justificadas por la sociedad, no están protegidas por una simple frase de "así son las cosas".Es por eso que digo que, aunque los hombres no son los únicos problemáticos, sí son el problema porque (de manera general, sin entrar en excepciones), se quedan cómodos en su zona de confort machista, sin hacer esfuerzos por cambiar su forma de pensar. Porque no salen del "así ha sido siempre" o "a mi me criaron así", porque no tienen nada de ganas de cambiar. Porque si no le pegan a su pareja entonces no son machistas, y hacen ojos ciegos a las miles de actitudes micromachistas en las que participan día a día. Bueno, así ha sido siempre también para nosotras, y nos criaron de la misma manera. La única diferencia, es que nosotras nos estamos muriendo, y cambiar como funciona el asunto no es una opción, es una necesidad urgente.