Se denomina talking points al punteo que se realiza para ordenar una charla sobre un tema definido. Aquí va el que hice a propósito de la muerte de Ernesto Sábato ocurrida el pasado 29 de abril en Santos Lugares, Provincia de Buenos Aires.
Ernesto Sábato por Daniel Mordzinsky
• Ninguneo:
Increíble la falta de reconocimiento que tuvo de los escritores/intelectuales argentinos su cuotaparte en la cultura. Escasos referentes relevantes de la cultura escribieron o hicieron declaración ponderándolo. Un periodista cultural me comentó, jocosamente, el sábado de su muerte algo así como “lo mejor que hizo Sábato en su vida fue morir el día previo al primero de mayo que no salen diarios, nos evitó tener que salir corriendo a cambiar la tapa del diario”. Permítanme reservarme el nombre, pero no duden de mi testimonio. Contrariamente, a lo que ocurrió en la Argentina, en el mundo se le rindió homenaje. Como dijo Abelardo Castillo, en los últimos años pegarle a Sábato se convirtió en un deporte nacional.
• Antecedentes:
Dada la degradación a la que se lo sometió la figura de Sábato en las últimas décadas vale recordar sus antecedentes como hombre de ciencia y hombre político. Se incorporó al Partido Comunista durante la dictadura de Uriburu, cuando estaba proscrito, y en 1933 es designado Secretario de la Juventud Comunista de La Plata. 'Cuando habían empezado mis dudas sobre el stalinismo, y entonces resolvieron mandarme a las Escuelas Leninistas de Moscú, a purificarme. Si hubiese ido, no habría vuelto jamás vivo. Tenía que pasar previamente por Bruselas, por un congreso contra el fascismo y allí supe con horrendos detalles de los 'procesos' de Moscú. Me escapé a París, viví un invierno muy duro en la piecita de un compañero disidente, mientras el partido me buscaba. Logré volver a la Plata, donde proseguí mi carrera en física-matemática' (Sábato, 1995). Se recibió de Doctor en Física por la Universidad de La Plata (UNLP) (1937). Estuvo trabajando sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie en París, con una beca concedida por recomendación del Premio Nobel Bernardo Housay durante 1938. Frente a la inminencia de la Guerra Mundial, logra ser trasladado al MIT (E.E.U.U.), donde investiga sobre radiaciones cósmicas. En 1940 regresa a la Argentina y dicta clases en un postgrado de la UNLP sobre Relatividad y Mecánica Cuántica. En al año 1943, decide abandonar su promisoria carrera científica y dedicarse a la literatura y escribe su libro de ensayo Uno y el Universo.
• La demolición de su figura en las últimas dos décadas. Entre la izquierda y la derecha:
a) La Izquierda:
Los falsos fiscales de izquierda le achacan su almuerzo con el dictador Videla a un mes del golpe de Estado del año 1976, convirtiéndolo mágicamente por ese hecho en una especie de colaboracionista de la dictadura. Olvidando el caos y confusión que era la Argentina en ese momento, con los cadáveres que la Triple A y las fuerzas represivas tiraban a diario en el último tiempo, matizado por algún atentado de la guerrilla. Olvidando que, tal como señalan en sendos artículos recientes el escritor Pacho O`Donnell (Una acusación absurda) y el periodista Héctor D´Amico (Sábato y Borges almuerzan con Videla), y me confirmó personalmente el fotógrafo Daniel Mordzinsky, en ese almuerzo Sábato entregó una lista de escritores desaparecidos y preguntó por el paradero de ellos. (Está el reconocimiento que realiza el escritor Di Benedetto en la dedicatoria de sus Cuentos del exilio del año 1983: 'Al premio Nobel de Literatura Heinrich Böll y al gran escritor argentino Ernesto Sabato, que bregaron por mi libertad en altas instancias'). Olvidando su valiente actuación como Presidente de la CONADEP (Comisión Nacional de Personas Desaparecidas) que, en el año 1984, recién recuperada la democracia, recopiló los testimonios de los ex presos políticos, en el libro Nunca más, que sirvieron de base a la acusación de los ex Comandantes de la Dictadura. ¿No le habrán perdonado que haya sido uno de los primeros en denunciar los crímenes del stalinismo y el disparate del socialismo real 'anticipándose en muchos años a quienes lo hicieron más tarde como Octavio Paz o Henri Bernard-Levy' (como agregó en estos días Pacho O’Donnell)?
b) La Derecha:
Los escritores piolas de derecha, que alardean de la frivolidad y 'se llevan la mano a la cartuchera cuando escuchan la palabra compromiso', lo hicieron el centro de sus críticas y enconos. César Aira ha afirmado de Sábato que 'sobre su robusto sentido común, sobre sus ideas convencionales y políticamente correctas (que lo hicieron en su vejez un favorito de los medios) era imposible ajustar pretensiones de escritor maldito o endemoniado, o tan siquiera angustiado; no tuvo más remedio que crear un personaje que se dice malo, atormentado y sombrío, con una insistencia francamente infantil'. Pregunto: ¿Tanto conoció Aira a Sábato para afirmar semejante cosa? Cuando uno lee estas consideraciones lo termina viendo a Sábato como un ser tonto, un verdadero estúpido. Creo que todo se aclara cuando leemos que el mismo escritor, Aira, dice 'no tengo nada contra Rulfo, salvo considerarlo un escritor bastante mediocre' (Babelia, 13/11/10). Bueno, bueno...Algún otro afirma, indirectamente porque habla de sus seguidores, que la literatura de Sábato se trataba de 'realismo ramplón y de bajo vuelo', pero es el mismo que dice que si a Rayuela 'lo leemos hoy desprovisto de la coraza cultural que lo protegía en ese entonces ¿qué queda? Tan solo el vacío y la nostalgia de esa coraza. Lo que salvaba al texto no ocurría en la literatura sino en el bar La Paz'. Y no digo más, aunque debería agregar que después nos dice que Aira y Fogwill son la leche...
• Obra ensayística:
No puedo opinar de ella porque no le he leído detenidamente, sólo decir a los que la banalizan que sus dos primeras obras fueron escritas en 1948, Uno y el Universo, en 1951, Hombres y Engranajes, y en 1953, Heterodoxias, antes de que se escribiera muchas de las cosas importantes sobre las que tratan los ensayos recopilados en esos libros. Para tener una idea del impacto que tuvieron en su momento, vale citar lo que Ricardo Piglia cuenta en El último lector sobre el Che Guevara 'En la carta que le escribe a Ernesto Sábato después del triunfo de la revolución, donde le recuerda que en 1948 leyó deslumbrado Uno y el Universo...'. Alguien que sostuvo diálogos con Jorge Luis Borges en el 74/75 (Diálogos Borges Sábato, Ed. Emecé, Buenos Aires, 1976) y que discutía con un hombre de la inteligencia y sabiduría renacentista total de Rogelio Frigerio, compañeros de la Juventud del Partido Comunista, en los 40/50, a quien le dedicó la primera edición de El túnel, debía tener con qué ¿no? Se lo atacaba por ser un pesimista, un existencialista atormentado, se lo ridiculizaba por ser un torturado, un trágico (en el sentido de Unamuno) preocupado por cuestiones como la finitud y la muerte, el absoluto y la imperfección. Cómo dice Abelardo Castillo ¿por qué no tenemos derecho los argentinos a tener un Cioran? Y agrego yo, más aún cuando tenemos tantos frívolos y banales escribiendo y opinando, debemos releer las ideas de Sábato y discutir con ellas.
Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato
• El modelo. Entre Jean Paul Sartre y Albert Camus:
Al igual que a otros escritores de la post-guerra que tomaron diversos caminos, a Ernesto Sábato lo marca la figura del escritor más influyente del siglo XX, Sartre y el modelo de intelectual total que este personifica, comprometido con su tiempo y la realidad socio económica que le toca vivir. De ahí que haya combinado su obra de ficción con intervenciones ensayísticas sobre los grandes temas de la humanidad. Esto no significa que se haya identificado con sus posiciones políticas e ideológicas, más bien en ese sentido Sábato se acercó, con sus posiciones humanistas y de rechazo al socialismo real, más al otro existencialista famoso, Albert Camus. Pensé que, tal vez, Sábato y Sartre sean rehénes del mismo ajuste de cuentas en sus respectivos países, por ser hombres de pocos amigos, huraños.
• Obra de ficción:
Publicó sólo tres novelas: El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abbadón el Exterminador (1974). Las tres las leí hace más de veinte años. Sin duda, dos de ellas se inscriben en lo mejor de la narrativa argentina; Abbadón, me parece que no.
a) El túnel:
Después de leerla, cerca del ’87, cuando tenía veintiuno, recuerdo que me sentí tan identificado con la incomunicación del protagonista y ese amor absoluto (y, por cierto, enfermo), tan adolescente, que siente Juan Pablo Castel por María, que durante unos años les regalaba esa novela a todas las chicas con las que salía.
b) Sobre héroes y tumbas:
La recordaba como una novela que me había marcado de joven y, como suele ocurrir que se leyó hace muchos años, retenía elementos fragmentarios sueltos: la tumultuosa relación amorosa entre Martín y Alejandra, el Parque Lezama, la casa de San Telmo, la muerte del Gral. Lavalle, la discusión sobre la historia argentina, el informe sobre ciegos. Creía que leída hoy esa obra, tal vez, no se sostuviera como aparato de narrativa, quedando reducida a una novela de ideas. Pensé que, tal vez, sólo “formaría parte del patrimonio de recuerdos de una generación”, como dice Link. La estoy releyendo, voy por la página 150 de un total de 500 (¿qué mejor homenaje para Don Ernesto?), y estoy impresionado por el aliento narrativo que tiene (prometo post sobre esta obra cuando la termine). Cómo sostiene la tensión, cómo crea un clima y genera del Parque Lezama un lugar mítico de la Ciudad de Buenos Aires. Lo original de la estructura narrativa para el momento en que fue escrita en la que entrecruza historias independientes (la muerte de Lavalle, la historia de amor entre los dos jóvenes, el informe de ciegos) que confluyen de modo consistente. Me sorprendió y comprendí por qué es una de las grandes novelas de nuestra literatura, a pesar o justamente por sus pretensiones de novela total. Y me indignó aún más el ninguneo a Sábato.
• A favor:
Witold Gombrowicz aseguró de Sobre héroes y tumbas: "No conozco ningún libro que introduzca mejor a los secretos de la sensibilidad contemporánea de la América Latina, a sus mitos, sus fobias, sus alucinaciones. Historia espeluznante, atravesada por una metáfora extraordinaria: el Informe sobre ciegos".
• Las casualidades y las conexiones:
El viernes 29 de abril estaba en Buenos Aires y había quedado por la noche, con mi madre, en ir a escuchar a la Orquesta del maestro Leopoldo Federico. Yo llegué antes que ella y el Centro Cultural Torquato Tasso, que se encuentra frente al Parque Lezama, estaba cerrado. La cuestión es que tenía, por lo menos, quince minutos de espera y decidí adentrarme en el mismísimo Parque Lezama. Luego del espectáculo, cuando llegamos a casa, al acostarme agarré una bolsa con, por lo menos, una veintena de libros que había comprado en saldos en librerías de la calle Corrientes, los días previos que estuve parando en un hotel a pocas cuadras de esta. De la bolsa saqué uno Entre la letra y la sangre, diálogos con Ernesto Sábato, y me puse a leerlo. Obvio que no había ido a caminar por el Parque Lezama por matar el tiempo, había ido en busca de Martín y Alejandra. Al día siguiente almorzaría con Juan Martini en Eterna Cadencia y le hablaría del ninguneo a la obra de Don Ernesto que, como muy pocos escritores, había logrado hacer de un simple parque, un espacio mítico de la ciudad de Buenos Aires. Cuando me desperté, prendí la computadora y me enteré que esa noche mientras yo buscaba a sus personajes, Don Ernesto nos había dejado por un rato. Y pensé que tal vez lo hizo para descansar de tanto hijo de puta que anda suelto por Argentina.
“No hay casualidad sino destino. No se encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que está escondido en lo más profundo de nuestro corazón” Ernesto Sábato (está escrito en una hoja que me dejó escrita mi actual mujer a un mes de conocernos 9-2-98, en la que agregó al nombre de E. Sábato “y Ale”).Blog del autor del libro de cuentos "Historias fugaces de hombres y mujeres".