OBRAS
TALLER DE ARQUITECTURA EN EL DESIERTO, PIURA, PERÚ · 18/12/2015
Jorge Losada es un joven arquitecto que se ha enfrentado al proyecto de ampliar la Escuela de Arquitectura de Piura, Perú. Así describe la experiencia:
“En agosto de 2013 la Universidad de Piura (Perú) lanzó el nuevo grado de Arquitectura. Las asignaturas más populosas, geometría y dibujo, demandaban un espacio en el que cupieran 120 mesas de arquitectura y con el que la Universidad no contaba. Si hubo algo que caracterizó el proyecto del Taller fue la urgencia. En diciembre de 2014 todavía tratábamos de convencer a la Facultad de Ingeniería de su necesidad. Y, a pesar de esto, en enero debíamos tener un proyecto acabado, con la estructura calculada. La obra debía comenzarse a finales de mes y rematarse antes del final del verano y el comienzo del curso, que aquí en Perú es a mediados de marzo. El hecho de que a medio o largo plazo se piense que habrá que darle una solución definitiva en forma de un edificio propio hizo que el Taller se ideara como un espacio versátil y su ejecución se llevara a cabo con un control exhaustivo de los medios. La contención y la premura llevaron a una estructura de hierro pintado y a las bóvedas metálicas conformadas in situ. La empresa encargada se podría desplazar desde Lima con su equipo y preparar las piezas y montar la cubierta en tan solo tres días. Piura se encuentra en el desierto de Sechura, una ciudad rodeada de arena y dunas. El río, apenas genera un tímido corredor verde. En este difícil contexto, la Universidad de Piura ha conseguido reforestar un centenar de hectáreas con un bosque seco, un oasis de algarrobos en el que implantar sus instalaciones. El Taller de Arquitectura intenta hacer frente a estas condiciones extremas mediante dos estrategias: la creación de una gran sombra y el planteamiento de un espacio radicalmente ventilado. La brevedad y concisión del programa nos permitía optar por una solución radical. Totalmente abierto al campus, el Taller es apenas una sombra ventilada. Se huye de la arquitectura masiva que acumula el calor y que, o bien es inconfortable, o bien requiere aire acondicionado y conlleva un gasto energético inasumible. Se abre a los vientos dominantes —que soplan desde el sur—, disipa la radiación de las bóvedas de chapa, se protege del sol directo mediante unos generosos vuelos (que no obstante son más baratos que una fachada convencional) y evita la arena mediante unos muretes longitudinales. Se optó por una estructura de hierro pintado y una cubierta de chapa conformada cuya altura oscila entre los 6 y los 9 metros. Bajo esta membrana (3 bóvedas de 12 por 21 metros), un gran colchón de aire que se renueva con la brisa más leve permite disipar la radiación de la cubierta. Un segundo techo, de tableros de madera prensada pintada de blanco y colgado de la estructura, evita la radiación y acota el espacio (…). El taller se abre al paisaje mediante una gran rasgadura de 36 metros de largo y 3 de alto. Un marco horizontal que responde a la componente igualmente horizontal del bosque de algarrobos en el que se inserta. El eje longitudinal del Taller se orienta en dirección este-oeste para abrirse hacia el sur, hacia los vientos dominantes. La cubierta se proyecta cuatro metros con respecto a la losa útil para evitar la iluminación solar directa y que en esta latitud viene tanto por el norte como por el sur. En los espacios intersticiales se introducirán especies vegetales adaptadas a este clima y que ayuden a frenar las partículas de arena en suspensión que pudiera arrastrar el viento así como a ahuyentar los insectos.
La fachada apenas existe. Una malla metálica vela sutilmente el paisaje e impide la entrada de animales grandes. El límite desaparece y uno tiene la sensación de trabajar directamente en el bosque, bajo una gran sombra y con una sensación térmica agradable. En la parte superior, una vez superado un canal horizontal que asume las lluvias torrenciales que eventualmente azotan la región, el cerramiento es una red de pescador tensada. En definitiva, el Taller de Arquitectura acota un espacio de trabajo en el desierto y responde al contexto aprovechando las posibilidades del programa. Con un mínimo de arquitectura el Taller es casi nada para que, en un futuro, pueda pasar de todo en su interior.