Esta semana hemos hecho distintos experimentos con agua.
Jugamos a pasar el aire de un vaso a otro dentro de un balde. Si lo hacemos con cuidado, podemos conseguir con salga el agua de un vaso al entrar el aire.
Explicación:
Aunque parezca mentira, el segundo vaso (en el que no entraba nada de agua) estaba ya previamente lleno de aire. A pesar de que a simple vista no podamos percibirlo, el aire ocupa espacio y, por lo tanto, no deja que otros líquidos (como es en este caso el agua) entren donde está.
¿Y cómo conseguimos pasar el aire de un vaso a otro? Pues en forma de burbujas. El aire ejerce una presión sobre el agua del interior del segundo vaso tal que consigue “empujarla” y desalojarla de su recipiente.
Después las mamás pusieron un huevo en un vaso con agua, y el huevo bajo hasta el fondo el vaso. Pero en otro vaso mezclaron agua con sal, y al echar el huevo, éste flotó, debido a que la sal hizo al agua mucho más densa.
También nos hicieron un truco de magia: al poner una moneda debajo de un vaso con agua, no podíamos ver la moneda, pero al echarla dentro del vaso sí que se podía ver.
Explicación
Nosotros vemos la moneda cuando llegan a nuestros ojos los rayos de luz reflejados en la superficie de dicha moneda.
Cuando colocamos la moneda debajo del recipiente con agua los rayos reflejados en la moneda se desvían al cambiar de medio (al pasar del vidrio al agua o del agua al aire) y, al mirar desde un lateral del recipiente, ningún rayo logra alcanzar nuestros ojos y no podemos ver la moneda. Dicha desviación de la luz se llama refracción.
Si miramos desde arriba veremos la moneda sin ninguna dificultad ya que la luz que incide perpendicularmente a la superficie de separación de dos medios no sufre desviación.
Por último consiguieron meter un papel dentro del agua sin que se mojase.
¿Qué ha ocurrido?
El vaso está lleno de aire. Al introducirlo en el agua, el vaso empuja al agua y la aparta para hacerse sitio. Vemos que el nivel de agua aumenta en el recipiente. A su vez, el agua también empuja al aire, pero éste, al no tener ningún sitio donde ir, se comprime un poco dentro del vaso disminuyendo su volumen. Recuerda que al haber mucho sitio entre sus moléculas, los gases se comprimen muy fácilmente. El agua entra hasta cierto nivel pero no puede ir más allá porque el aire se interpone en su camino. El resultado es que el papel no se moja.