Siempre es un placer poder conversar con profesionales que trabajan con personas, en este caso con personas con dificultades económicas, sociales y de empleo. Trabajar con colegas que enfrentan los mismos problemas en situaciones y contextos matizadamente distintos es, sencillamente, muy enriquecedor. No se me ocurre una actividad más placentera y eficaz para la mejora profesional que la conversación entre personas que comparten objetivos o ámbitos de trabajo.
Y esto es lo que tuve la posibilidad de hacer este lunes en la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico de Valladolid, de la mano de 1300gramos y concretamente de Nicolás Perdomo, a quienes les agradezco enormemente la invitación.
Como decía, todas las experiencias grupales (conferencias, ponencias, mesas redondas…) tienen un aporte especial y específico a la hora de aprender y mejorar profesionalmente. Pero en la conversación entre profesionales con entornos y clientes similares, se aprende mucho.
Y en el trabajo que las compañeras realizan en nuestros días es de justicia reconocer serias dificultades. Sin ningún ánimo de queja, los y las profesionales que en este momento trabajan con personas en desempleo o en situación de exclusión socioeconómica enfrentan una realidad muy dura ante la falta de oportunidades y de recursos. Se precisan espacios para la recarga emocional y competencial. Y se precisan para hacer frente a una realidad compleja que, podemos afirmarlo, no conocíamos con estas características y con esta persistencia. Y a esto hay que sumarle el convivir con que la administración y otras organizaciones se gasten el dinero de todos, el que no tenemos, en propuestas ineficientes e ineficaces. Mencionamos algunos ejemplos como el de los cursos de cajero/a, que estos días me es cercano. Sólo es un ejemplo de como desaprovechamos (por utilizar una palabra “suave”) el dinero público en las políticas de empleo, apostando por una profesión que se sitúa en proceso de desaparición desde hace años, en una lista tras otra, en un informe tras otro.
En las políticas de empleo sucede esto que tan acertadamente menciona Santi García referido al ámbito político, que demasiadas personas “cuando el mundo cambia, prefieren mirar hacia otro lado porque no les gusta lo que ven”. Y, de paso, nos ahorramos el esfuerzo de dotar a nuestros clientes de los recursos y competencias necesarias para alcanzar un empleo en el mercado laboral del futuro próximo o del presente, como menciona Enrique Dans en un artículo reciente y al que se le podrían añadir otros ejemplos similares.
Al margen de lo que no podemos modificar, de aquello que (tan mal) hacen los demás, nosotros centramos nuestra conversación en la inclusión digital y el mercado de trabajo. ¿Qué papel juega la tecnología en el actual mercado de trabajo? ¿Cómo es el mercado laboral de la sociedad digital, que características presenta? ¿Cómo podemos aportar a la inclusión digital desde el trabajo de fomento del empleo? ¿Qué supone para las personas la exclusión digital en términos sociales y laborales? ¿Qué aportes concretos podemos hacer en la mejora de la inclusión digital y laboral? ¿Qué herramientas podemos utilizar para acercar a las personas con escasas competencias al mercado laboral de la sociedad digital? Y un sin fin de preguntas que no pudimos resolver en su totalidad aunque hoy sabría dar mejores respuestas que ayer.
Pero, como digo, lo más satisfactorio y motivador es sentir el compromiso de las personas con su profesión. No solo por acudir a programas formativos en búsqueda de nuevos recursos con los que mejorar lo que hacen. También por como las y los profesionales expresan su compromiso por mejorar la situación de las personas con las que trabajan, por como trasladan su compromiso emocional por mejorar las respuestas que dan y la situación de sus clientes.
Y poder comprobar su orientación hacia estos clientes, su compromiso con ellos, es lo más motivador que me he encontrado en un entorno escaso en opciones y, como apuntaba arriba, muy poco profesionalizado y con muy pocos criterios. Ellos y ellas son capaces de situar a los clientes como lo más importante del mundo, como hace Celia Hill en sus sesiones con este magnífico video.
Una vez más ¡¡¡ gracias por la oportunidad !!!
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