Me han invitado a una formación de 5 charlas, una por semana, que concluyen en una formación para padres llamada educar en familia. Compartiré con ustedes las enseñanzas de estos talleres,espero explicarme bien y que podáis sacar el mismo o mas provecho que yo en vuestros hogares.
Hoy he aprendido tanto en dos horas que me siento algo eufórica.
He estado en un programa de formación para padres y madres llamado "educar en familia". Para mi es muy importante todo lo que este conectado con el crecimiento interno de mi familia y la invitación me ha venido de maravilla.
Bueno, el taller empezó con una pregunta muy inusual y muy interesante. El orador, licenciado en educación, llamado Miguel del valle Peláez nos ha sacado un sobre de azúcar de estos que nos dan en las cafeterías y nos ha leído la pregunta del verso: ¿Que es un adulto?
Todos dieron su opinión, yo salte "un adulto es alguien que ha crecido y que conoce sus responsabilidades", todos han opinado y después de oírnos a todos el licenciado contestó: "es un niño inflado por los años".
La moraleja de la cosa era que todos tenemos un niño dentro, pero los años carga a este niño y por eso tenemos tantas dificultades para criar y educar a nuestros hijos.
La charla siguió con una explicación de que la afectividad ha sido uno de los temas mas estudiados por psicólogos y psiquiatras de todo el mundo. Nos ha estado explicando que uno de los impedimentos más grandes que se ponen en nuestro camino hacia la crianza efectiva de nuestros pequeños es la vida actual, la falta de tiempo y el no saber "colgar" las cosas en su sitio.Me explico: cuando estamos en el trabajo, estamos pensando en lo que no hemos hecho en casa; cuando estamos en casa llevamos el trabajo a cuestas. Esto deriva en que no nos concentramos en ninguna de las dos cosas, no damos el 100% en ninguno de los dos sitios y que acumulamos estres que resulta en no atender a nuestros hijos con en nivel de paciencia y calma adecuada.Yo me acuerdo perfectamente de un post que les escribí hace un tiempo, llamado De mi bebé a mi verdugo que habla de esto, no iba yo por mal camino.
Nos explicó también que debemos aprender a darle a nuestros hijos todo en su exacta medida, tanto lo bueno(atención,mimos,tiempo) como lo que creemos que no es tan bueno(que jueguen solos,que tengas tu un rato de tranquilidad,decir no) para que cuando sean grandes sepan esperar, ser respetuosos con los demás.
El taller siguió con un cuento precioso. Lo encontré buscando algunas frases que recordaba a través de la red.Se llama la isla de sentimientos (Jorge Bucay)
Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio...Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Convivencia lograban aquietar el Descontento.
Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes.
Entonces, el Conocimiento dijo: -Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde. Todas las emociones que vivían en la isla dijeron: -¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre! El Conocimiento repitió: -La isla se hunde.
- ¡Pero cómo puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
- El Conocimiento casi nunca se equivoca- dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
- ¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se preguntaron los demás. Entonces, el Conocimiento contestó: - Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
- ¿No podrías ayudarnos?- le preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- No ?dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana. Las emociones dijeron: -¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros? Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas...salvo el Amor.
Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo: -Dejar la isla...después de todo los que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh...compartimos tantas cosas... Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
?Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿por qué no?? Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible... La isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.
Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hasta la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más...
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño... - Después de tantas cosas que pasamos juntos...- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no la dejaba, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra... Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco entre sus ojos.
Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.
Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza de acercó un poquito a la bahía. -Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote... Y la Riqueza le contestó: - Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento...- y siguió su camino sin mirar atrás. El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, cárieles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.
El Amor se estiró un poco y gritó: -¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo! La Vanidad miró al Amor y le dijo: - Me encantaría llevarte, pero...¡tienes un aspecto!...¡estás tan desagradable...tan sucio y tan desaliñado!...Perdón, pero creo que afearías mi barco- y se fue.
Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza. - Tristeza, hermana- le dijo-, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo...¿Me llevarás contigo? Y la Tristeza le contestó: - Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaan triste....que prefiero estar sola- y sin decir más se alejó. Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer. Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final... De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba: - Chst- chst-chst... Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.
El Amor se sorprendió: -¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- Si, si- dijo el viejito- a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo. El Amor le miró y quiso darle explicaciones:
- Lo que pasó fue que me quedé...
- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube. El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.
No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecería para siempre.
- Nunca volverá a existir una isla como esta- murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
- No ? dijo el viejito-, como ésta, nunca. Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle: -¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó...Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo no ni siquiera se quién es... La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo: - Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo. Con este cuento nos enseño que muchas veces nos arraigamos a cosas y costumbres que impiden que tomemos decisiones fructíferas con nuestros hijos, que no les enseñemos cuales son las emociones buenas y las emociones que tenemos que hacer desaparecer de nuestras vidas. Nos repartió papeletas con sentimientos y nos pregunto que prensábamos de la palabra que nos había tocado.
Emociones a cultivar en nuestros pequeños:
- Orgullo: Con dignidad,no el orgullo visto desde el lado negativo que nos lleva a perder cosas.
- Gratitud: Si lo sembramos desde casa, con gestos tan simples como agradecer a mamá la comida que ha hecho establecen en los niños un sentido de gratitud grandioso.
- Alegría: Enseñale a ver siempre el lado bueno de las cosas, no solo con palabras sino con tu actitud ante la vida.
- Ternura: Es un conjunto de emociones buenas que debemos tener siempre presente.
Emociones a erradicar poco a poco de nuestro hogar:
- Lastima: No se debe confundir la lástima con la compasión,no es lo mismo. La lástima es pasiva,solo se siente. La compasión nos invita a hacer algo ante una situación que nos provoca lástima.
- Depresión
- Tristeza
- Enojo: No esta mal enojarse, pero el enojo para que no sea dañino hay que enseñarles a solucionarlo inmediatamente y seguir adelante.
Ha explicado muchísimas emociones más pero no me acuerdo de todo jeje creo que las que les puse así arriba son las principales y una guia para que sepamos mas o menos a cosas prestarle especial atención. Perdonarme si me extendí tanto, si hago memoria sigo escribiendo y les duermo. Espero haberles ayudado, esta charla ha abierto una nueva etapa en mi casa. Saludos
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