Revista En Femenino

Taller educar sin gritar ejercicio 1

Por Mamadverdad

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by pixabay


Estoy encantada de participar en el taller educar sin gritar cambiando gritos por besos, que encima de ser bueno, es un taller gratis.  Cuando Nuria me lo comentó, la verdad que sin saber de qué iba le dije que sí, sin ninguna duda porque sabía que iba a ser bueno, como todo lo que hace. Es mi mentora en esto y gracias a ella he aprendido todo lo que sé sobre disciplina positiva. Así que estos ejercicios me van a servir para afianzar mucho más lo aprendido. Son grandes herramientas que con el uso se convierten en hábito y eso hace que la relación con nuestros hijos mejore y cambie. Y lo digo por experiencia propia. Desde que me inicié en esto hace aproximadamente unos 6 meses todo ha cambiado. Pero no quiero confundiros, no han sido mis hijos los que han cambiado, que era la idea que yo tenía antes de conocer la disciplina positiva. Pensaba que eran mis hijos los que se portaban mal y algo había que hacer para que cambiaran. Y no, no era así, lo único que había que "cambiar" o transformar era mi comportamiento hacia ellos. Digo mi comportamiento, sin incluir a su papi o a sus abuelos porque soy la que afortunadamente más tiempo pasa con ellos y la que por tanto más veces en conflicto entraba. Hago este apunte porque sé lo que se siente cuando "crees" que eres tu la única que está usando la disciplina positiva como herramienta para la educación, pero esto ya os lo contaré el próximo día. 
En este primer ejercicio ¡abrázame! que Nuria nos propone y que sin ninguna duda tenéis que hacer porque además no puede ser más fácil, me han sorprendido mucho los resultados y eso que llevo meses con esto. 
Os cuento el resumen del primer ejercicio: "Abrázame".  Tengo que hacer un pequeño esfuerzo recordatorio porque si no lo hago mentiría y es que desde que mi vida dio un giro total, como os conté en el momento del cambio y me metí en esto, tengo mucho más contacto de besos y abrazos con mis peques, pero es verdad que a raíz de este taller me he dado cuenta que estaba perdiendo un poco el hábito y me ha servido para recuperarlo. Así que he duplicado mi ración diaria de abrazos. 
Tener ese contacto con ellos, te hace entrar en conexión. No es sólo un contacto físico es algo también mental y que te llena el corazón.
Por  poner un ejemplo que quizá se entienda mejor, a veces con tu pareja, no tienes tiempo de hablar apenas, pero solo el pasar por su lado y tocar un poco el hombro o dar una caricia te hace conectar y hace ver a la otra parte que estás ahí, que no te has olvidado. Sin embargo si te dejas, si no conectas la relación se distancia.
Eso mismo les pasa a los niños no hace falta que hagan algo bueno para que vayamos a darles un abrazo por lo bien que lo han hecho. No hay que tener motivo, hay que dárselo y disfrutar de dárselo. A ellos les llegará una gran carga de amor que te aseguro que te devolverán multiplicada por mil.
Para hacer este ejercicio les expliqué a mis hijos que íbamos a hacer un juego nuevo en el que nos íbamos a dar abrazos a los que había que poner nombre. Todo esto lo hice de forma improvisada porque pensaba hacerlo de manera más pausada pero me sirvió para solucionar una situación de conflicto.El pequeño de 3 años tiene un gran apego a mí, es un niño alta demanda, que alguna vez os contaré, así que el hecho de tener que dejarle por las mañanas con la abuela para que lo lleve al cole supone un enfado diario por su parte para retenerme y hace todo lo posible para que no me vaya, como no querer desayunar, no querer vestirse, no montarse en el coche, no querer bajar.... Total que de repente lo vi, cuando estaba aparcando después del ritual de no quiero, que no me visto etc etc, les expliqué el juego. El mayor salió super contento y con su abrazo pero para mi sorpresa el pequeño salió también super contento e ilusionado con su abrazo. No me lo esperaba. Normalmente para salir del coche tenía que entrar y pasar un tiempo y al final a regañadientes y enfadado salía del coche. Esto es ahora, que hace unos meses antes de aplicar disciplina positiva, era acabar los dos enfadados y de malas maneras. Bien, pues con el ejercicio del abrazo he conseguido terminar de solucionar ese conflicto. Tenía que haber estado hábil y haberle hecho foto para guardar el recuerdo de su cara de ilusión. 
La idea de Nuria de poner nombre a los abrazos en un principio me resultó graciosa porque el pequeño al primer abrazo le puso el nombre de mañanico, al segundo fue mami, que cosa más tierna, este es el momento en el que me tengo que limpiar la baba :), y el tercero que lo hizo con su padre, fue marcianito, mejor no analizarlo porque no sé si me llevaría a buen puerto, jeje. Ahora viene cuando ya muero de amor del todo porque mi hijo el de 5 años a su primer abrazo cuando le dije que le pusiera nombre, lo primero que me dijo, sin ninguna duda, al segundo de preguntárselo fue "amor". Se va a llamar "amor mamá". No me digáis que no es bonito. Me recuerda al día en el que le dije que se acababan los castigos y el me dijo "estoy lleno de tu amor", todavía tengo colgado su dibujo, podéis leer la historia en esta entrada de mi diario educar sin castigar.
Así que por favor hacer este ejercicio, aplicaros con todas las herramientas que ofrece la disciplina positiva, haced el esfuerzo que sea necesario y tener constancia, no pongáis excusas si a la primera no funciona o no sale como esperabais porque siempre, siempre va a merecer la pena. Si realmente te comprometes a hacerlo seguro que todo sale como esperas. Así que comprométete contigo mismo y hazlo, no lo intentes, hazlo.
Otro de los enfoques que le he dado a este ejercicio es el abrazo de familia. ¿Cuántas veces os dais un abrazo toda la familia?. Reconozco que nunca o casi nunca lo hago. Ya sea por el día a día o por no tener el hábito de hacerlo pero abrazos en familia sólo en contadas ocasiones, así que se me encendió la bombillita y antes de irnos a dormir nos damos el abrazo familiar que mi hijo ha llamado el super abrazo.
Y el mejor de los resultados que podía darme este ejercicio ha sido este:
Mi hijo de 5 años se había enfadado porque no podía abrocharse bien las zapatillas y tenía celos de su hermano porque le habíamos ayudado antes que a él. La situación era que estaba cansado y no quería salir del parque de bolas donde estaba, así que su frustración y su enfado fueron en aumento. Tanto que no quería venir con nosotros, incluso tomó otro camino por su cuenta hacia el lado contrario al nuestro. Al final no quedó más remedio que correr para cogerle porque había una carretera cerca y él no era muy fiable por lo enfadado que estaba. Una vez le tuvimos, seguía muy enfadado dando tirones y sin poder razonar, ni evitar lo que le pasaba. Me aparté con él a un lado, le cogí lo más fuerte que pude para abrazarlo, él forcejeo hasta que se rindió y su rabia se convirtió en el llanto de un niño que necesitaba consuelo.
La situación podía haber sido muy distinta y en vez de abrazarle podía haberle llevado a la fuerza, castigarle, enfadarme con él, etc, etc, lo que otras muchas veces hace tiempo habría hecho.
Pero si os dais cuenta lo que necesitaba era consuelo, no sabía salir de esa rabia que tenía por celos, por frustración, por cansancio, etc.
Es como cuando yo tengo un día horrible de esos en el trabajo que si encima llego a casa y lo que hacen es decirme pues vaya genio tienes, pues menuda cara traes, a mi déjame y cuando te calmes vienes....., me siento todavía mucho peor. Pero si llego a casa y me dan un abrazo y me consuelan de alguna manera, me siento comprendida y mi enfado y frustración disminuyen enseguida.
Con este ejemplo se demuestra que el amor es mucho más fuerte que el castigo.
Todo esto no tiene que ser sólo algo puntual. Lo interesante del ejercicio y de todas las herramientas que ofrece la disciplina positiva es que todo lo que consigues es a largo plazo y duradero. Por eso hacemos incapié en el tema de educar sin castigar. Castigando consigues el efecto de forma inmediata y parece que has solucionado la situación pero realmente lo único que has hecho es condicionar al niño para que en ese momento no haga algo bien por la amenaza del castigo o bien por el miedo a la consecuencia del castigo.
Mucho mejor, abrazar, sin ser un premio, que castigar.
Aplicar disciplina positiva mediante este ejercicio, no consiste sólo en hacerlo una semana y unos días, necesita tiempo, hábito, rutina, para que realmente en un plazo de tiempo no muy largo pero si duradero veamos los cambios. No decaigas si de verdad quieres una educación basada en el respeto, sé constante, pide ayuda cuando la necesites y asume que cometerás errores de los que aprenderás, pero si de verdad quieres hacerlo, seguro que lo vas a lograr..
Puedes leer como Ilda nos cuenta su experiencia  con este ejercicio. Todas las experiencias nos aportan enseñanzas que nos pueden servir para resolver situaciones comunes.
La próxima semana, el siguiente ejercicio. Cuéntanos cuáles son tus resultados que estaremos encantadas de conocerlos.
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