Necedades, fruslerías, bagatelas: de acuerdo, que digan lo que les dé la gana. Nosotros hemos venido aquí a jugar, y eso no nos lo quita nadie.
En este Obrador / exprimidor de bagatelas escribiremos, juntos y por separado, poemas, cuentos, ensayos y lo que se nos ocurra, siempre y cuando esté sujeto a ciertas constricciones formales. Aprenderemos a estirar y a comprimir las oraciones, a fabricar bolas de nieve con palabras, a reinventar las definiciones del diccionario, a reescribir nuestros textos favoritos prescindiendo de una letra.
Veremos, también, que no somos los primeros ni los últimos amantes de la artesanía: que desde hace siglos, en las cloacas de la historia de la literatura, existen hordas de ratas que construyen el laberinto del que intentan salir.
Quizá después de todo esto pensaremos, como el cofundador del Oulipo Raymond Queneau, que quien trabaja con constricciones es más libre que aquel que escribe lo que se le pasa por la cabeza y se convierte en esclavo de otras reglas que ignora.
“Es una necedad componer bagatelas difíciles y un esfuerzo para escribir fruslerías es estúpido. Que escriba versos para las reuniones Palemón, a mí me gusta agradar a oídos excepcionales”.
Marcial, Epigramas
Imparte: Pablo Moíño Sánchez (Madrid, 1980) es escritor. Desde hace años investiga sobre la literatura con constricciones de diversas épocas; de eso trata su libro un verso en una casa enana, que se publicará en 2011. Ha traducido El aumento y El arte de abordar a su jefe de servicio para pedirle un aumento, de Georges Perec (La uÑa RoTa, 2009).