La presentación por Vox de Ramón Tamames para ser candidato a Presidente de Gobierno ha causado sorpresa en la sociedad española y alguna indignación. Más sorpresa que indignación, ya no nos indignamos tan fácilmente como en 2011.
¿Cómo se puede pasar de ser comunista a la ultraderecha? se ha venido a decir. Los extremos se juntan han considerado otros. Pero esto no explica nada y, sobre todo, no se ajusta a la realidad. Al menos para los que hemos conocido más directamente al profesor Tamames y, en alguna medida, hemos seguido su trayectoria vital. Vayamos por partes a ver si conseguimos explicar algo de este embrollo.
Los orígenes familiares de Tamames no fueron precisamente humildes. De pequeño (en la España de los años 40) estudió en el Liceo Francés de Madrid, después en la Universidad y en la London School of Economics, o sea no exactamente como cualquier hijo de currante de la época.
Primera aclaración, Tamames nunca ha sido comunista
Quien no esté de acuerdo con esta afirmación que muestre alguna declaración en que diga que él es comunista. En los años sesenta y setenta, incluso en los ochenta, muchos españoles se afiliaron al Partido Comunista de España porque era el principal partido de oposición a la dictadura franquista, en la práctica el único partido que tenía organización en todas las ciudades y en la mayoría de comarcas y pueblos, actuando, desde la clandestinidad, directa y permanentemente contra la dictadura. El protagonismo y crecimiento constante del PCE en estas décadas es incuestionable, consiguiendo que se le visibilice como un partido realista, moderado, republicano y “eurocomunista”, lejos de los postulados de una URSS en decadencia. A su izquierda había multitud de partidos comunistas, maoístas, prosoviéticos, anarcosindicalistas, etc. En este contexto se sabía que el PCE sería una figura clave en cualquier tipo de transición democrática que, más tarde o más temprano, tendría que llegar a España para su homologación en Europa.
Con la defensa de los postulados de la “reconciliación nacional” y de aceptar un sistema de democracia (capitalista) a la europea, una mayoría de antifranquistas se afiliaron al PCE, viéndolo como el partido mejor organizado y más eficaz en esa acción contra la dictadura. Uno de los aciertos del PCE fue convencer a intelectuales, catedráticos, dirigentes de la burguesía nacional, etc. de que era el partido en el que podrían estar y confiar, sin ataduras ideológicas. El pragmatismo del partido de Carrillo iba por delante de cualquier confesión ideológica. En este contexto el profesor Tamames primero se afilió y luego fue encumbrado a la dirección del PCE.
Por poco tiempo. Tamames solo puede estar en organizaciones en que él mande y los demás le sigan. Lo ha demostrado repetidas veces. Primero fue diputado, después cabeza de lista del PCE en las elecciones municipales de 1979, candidato a la Alcaldía de Madrid. Tierno Galván ganó las elecciones, pero solo pudo ser Alcalde con el apoyo de los votos de los concejales del PCE, gobernando en coalición. Tierno Galván tenía un perfil bastante parecido al de Tamames pero jugó con caballo ganador: disolvió su partido para presentarse por el PSOE, que no era lo mismo que presentarse por el PCE. En Madrid, como en la mayoría de las ciudades, las alcaldías cayeron en manos socialistas con el apoyo de comunistas, gobiernos de unidad de izquierdas que duraron poco: en las siguientes elecciones municipales la mayoría quedaron en manos absolutas del PSOE. Tamames era diputado nacional por el PCE y primer teniente de Alcalde en Madrid, pero abandonó el partido cuando vio que no conseguiría llegar a ser secretario general ni nada parecido.
2. Creación de la Federación Progresista
Ego es, coloquialmente, el “exceso de autoestima” (RAE).
Tamames no se iba a quedar quieto. Su ego no se lo permitía, en 1984 funda la Federación Progresista. Antes, en 1982, el PCE sacó sus peores resultados electorales, cuando el voto progresista se concentró en el PSOE de Felipe González, que obtuvo una holgada mayoría absoluta. La gran nave comunista hacía aguas por todos lados. El trasatlántico se había quedado reducido a una pequeña barca donde navegaban apenas 4 diputados. Carrillo dimitió de Secretario general y designó a Gerardo Iglesias como sucesor.
Al poco tiempo todas las izquierdas a la ídem del PSOE encontraron un objetivo común en el NO a la OTAN y la unitaria reivindicación del prometido referéndum que González se vio obligado a cumplir, celebrándose por fin en 1986, con gran alegría socialista por el triunfo del sí. El PCE encontró en las plataformas pro referéndum los compañeros de viaje que necesitaba para crear algo nuevo, unitario y sin la losa electoral de la simbología comunista. Así lanza la propuesta de crear Izquierda Unida, como coalición de partidos que urgentemente se tiene que crear ante el astuto adelanto electoral convocado por González, para que no diera tiempo a organizar nuevas alternativas de izquierda y en la ola del triunfo en el referéndum que había dado nuevas alas al PSOE: la próxima entrada en la Comunidad Económica Europea (luego UE) se vendió como el premio por el sacrificiodel ingreso en la OTAN.
Los 12 apostoles de VOX
Por cierto, Carrillo abjuró de la nueva singladura, acusó a su sucesor de traicionar al PCE de siempre y de abandonar las siglas comunistas y creó la “Mesa por la Unidad de los Comunistas”, luego PT, para al poco disolverlo e ingresar sus afiliados en el PSOE. El PCE ya no le obedecía. Carrillo, seguramente el personaje más inteligente de la transición, arruinó su larga trayectoria política: tampoco pudo superar las embestidas de su ego.
3. Vuelta al Congreso y al Ayuntamiento y transfuguismo
Así, con IU, Tamames vuelve al Congreso de los Diputados, por poco tiempo. En 1987 IU también le elige como cabeza de lista para la capital, por lo que además de diputado vuelve a ser concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Con su cartel IU solo obtuvo cuatro concejales, por lo que se vieron frustradas sus aspiraciones de volver a gobernar la capital, así que abandona IU y en 1989 transfuga al CDS (de Adolfo Suarez y Agustín R. Sahagún). No debieron de quererle mucho en su nuevo partido o no le agasajaron lo suficiente, porque también lo abandona al año siguiente, dejando en 1990 para siempre la primera línea de la política y dedicándose a sus negocios (en medios de comunicación principalmente).
En estos años tuve ocasión de tratarle personalmente, por poco tiempo pero lo suficiente para conocerle, junto a otros personajes como Esperanza Aguirre. En esta época (segunda mitad de los 80) ejercí de vocal-vecino en la Junta municipal del distrito de Villaverde. Los vocales vecinos son nombrados por los partidos, pero participan con voz y voto en las deliberaciones de las juntas municipales. La de Villaverde (que sumaba los barrios de la actual Usera, Orcasitas y parte de Villaverde) era presidida por el socialista Francisco Contreras y en ella ejercía de oposición principal una joven Esperanza Aguirre que, a pesar de no ser precisamente el ámbito barrial de una señora marquesa o casi, se movía en la política local como pez en el agua, ejerciendo una presión constante y penitente, muy inteligente en los interrogatorios a los que sometía al concejal presidente. Su labor la reconocíamos todos, por muy sorprendente que ahora parezca. Esperanza era de trato muy cortés, como corresponde a la aristocracia, de gran amabilidad.
Poco después trabajé en el Ayuntamiento central por unos años y ahí coincidí con Aguirre y Tamames, también de trato cortés pero más distante, se ve que haber sido diputado varias veces y aspirar a presidir cualquier organismo existente, le hacía ejercer por encima del común de los mortales, mirarte desde las alturas. Tamames y Aguirre se llevaban bien, coincidían totalmente en su ideología liberal. En ese tiempo eran muy muy liberales. Después Aguirre se hizo cada vez más conservadora y reaccionaria. Tamames le siguió cada vez más de cerca, hasta que la adelantó por la derecha, sobradamente.
Recuerdo por ejemplo la participación en un debate de Aguirre con el concejal Felix López Rey (de Orcasitas) sobre el tema de las drogas. Los tres coincidíamos en que era una problemática muy grave, que estaba haciendo estragos en los barrios más humildes -en estos años 80- pero que nada se conseguiría solo manteniendo el actual prohibicionismo total, “las drogas hay que legalizarlas y controlarlas de alguna manera” coincidimos. Quien te ha visto y quién te ve.
A finales de los años ochenta cada declaración de Tamames era una tormenta en la izquierda en general y una borrasca explosiva en IU en particular, hasta que estalló con su trasfuguismo y no se le volvió a ver en ámbitos progresistas.Aguirre siguió escalando puestos en la política, con posiciones cada vez menos liberales y más reaccionarias, pero aparentemente supo echar el freno a tiempo, controlar su ego y resituarse.
No hizo lo mismo Tamames. Su principal vocación después de la política ha sido de tertuliano, en programas cada vez más a la derecha, hasta que recala en los medios de comunicación ultraderechistas que, aquí sí, le siguen riendo las gracias al señor catedrático, hasta el punto de creerse que puede ser el próximo Presidente de Gobierno. Con 89 años y medio ha declarado que le ofrecen una oportunidad que no puede dejar pasar ya que, si lo hace, “se arrepentiría toda la vida…” ¿Cuántas vidas más piensa vivir el señor Tamames? ¿A cuántos partidos más piensa transfugarse?
Después de ser conocido como académico de izquierdas cuando pocos daban la cara, autor de buenos libros en los años 60 y 70 fundamentales para entender la economía española, pasará a la historia, como tantos, como pobre víctima de su propio ego.
(también publicado en publico.es: https://blogs.publico.es/otrasmiradas/69524/tamames-cuando-el-ego-lo-puede-todo/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t1;mm=mobile-big#)