Revista Opinión

TAMBIÉN HAY CHORIZOS BUENOS. Hoy, hace 20 años. 8 de marzo de 2002

Publicado el 08 marzo 2022 por Cronicasbarbaras

Todo el mundo protesta contra el nuevo proteccionismo comercial norteamericano, pero gracias a él, precisamente, podremos seguir comiendo chorizo, el magnífico chorizo español. Veamos por qué.

La famosa cronista culinaria del New York Times, Amanda Hesser, le ha dedicado el día 6 un artículo cargado de infinita admiración a este embutido.

Amanda describió el chorizo español como el caviar de los embuchados, en comparación con otros similares italianos, franceses, alemanes, mexicanos o estadounidenses, pues allí se fabrican las marcas Quijote y Cortés.

Qué entusiasmo, qué admiración demostraban las 1.900 palabras consagradas al chorizo hecho en España. Los neoyorquinos tenían de hacerse la boca agua y salir corriendo a las tiendas de Manhattan donde lo venden: Butterfield Market, Fairway y Citarella.

Allí encontrarían la única marca que el proteccionismo norteamericano permite importar, Palacios, que está elaborada en La Rioja con métodos y fórmulas españolas, pero con carne de cerdo danés.

Si la carne fuera de cerdo ibérico ya sería para morirse, advertía Amanda.

Aclaraba que la sanidad norteamericana prohíbe la importación de embutidos con carne de cerdo español porque no ha aprobado ni un solo matadero de nuestro país; a pesar de haber muchos reconocidos por la UE, más estrictos con la sanidad y la higiene que los estadounidenses.

Por lo que debemos aceptar que algunos proteccionismos son estupendos: Con artículos como los de Amanda los comilones estadounidenses, que son mayoría, se lanzaría sobre el chorizo de cerdo español y no quedaría aquí ni una raja.


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