- ¿Porque no eres sincero?
Un silencio maldito apareció entre los dos. Dolía como si le estuviese clavando un puñal.
No podía responder, no tenía respuesta. Ni verdad ni mentira. Sólo podía seguir fumando su cigarro y ver como la mujer que le había hecho tan solo una pregunta, se acercaba a él.
Pensó que todo había terminado, sintió un nudo en la garganta. Podía sentir la bofetada que seguramente le daría.
No era la primera vez que una mujer le pegaba con rabia. Quizás ese era su encanto, todas sabían que terminarían haciéndolo, en realidad todas sabían que les terminaría mintiendo, era un cabrón pero en el fondo les gustaba.
Sin embargo, ella se acercó. Su mano rozó su mejilla e instintivamente cerró los ojos para amortiguar el golpe.
Pero cuando ella le besó apasionadamente perdió los nervios.
¿Cómo podía besarle? Le estaba acariciando el pelo mientras le susurraba cuanto le quería.
La abrazó y se perdió en los besos que ella le daba.
Después de un largo minuto en el que los dos estuvieron entrelazados sin hablar, él la miró.
- ¡Nunca te entenderé!
- No tienes que hacerlo.- dijo ella.- sólo sé sincero y no vuelvas a mentirme.
Sin saber cómo empezó a contarle todo lo que había sucedido, ella le escuchaba sin lágrimas, sin reproches. Cuando terminó de hablar, ella sonrió
- ¿Lo ves? No era tan difícil. Sabes que no me importa que te acuestes con otras pero no soporto que quieras engañarme y te inventes historias.
- Pero ¿de verdad no te importa?
- Claro que no ¿Porque los hombres no os creéis lo que os decimos las mujeres? De verdad piensas que cuando digo que no, realmente quiero decir sí. Nunca creas eso y fíate de mí, yo me fio de ti y no me arrepiento.
Ella pensaba que los hombres siempre están haciendo una película de todo y por eso piensan que tienen que actuar así porque si no lo hacen, no son lo suficientemente hombres.
La infidelidad para ella no era que le engañara con otra, la infidelidad era que quisiera convencerla de que no lo había hecho.
Cuando él entendió la profundidad de sus sentimientos, su beso fue aún más intenso y su abrazo más fuerte. Allí mismo, ella le hizo el amor. Nunca la había visto tan entregada, fue maravilloso.
Y cuando más tarde, estaban abrazados en la cama, ella le preguntó
- ¿Has sido sincero ahora?