¿Qué es la Tanatofobia?
La tanatofobia es una forma de ansiedad caracterizada por el miedo persistente e irracional a la propia muerte o al proceso de morir. El término proviene del lenguaje griego, donde la palabra ‘Thanatos’ se refiere a la muerte y ‘Phobos’ significa miedo. Por lo tanto, la tanatofobia se traduce como miedo a la muerte.
El miedo o preocupación hacia la propia muerte o la muerte de seres queridos puede considerarse como parte inherente a la condición humana. Sin embargo, cuando esta preocupación se convierte en un miedo intenso e incontrolable que afecta al día a día de la persona provocando ansiedad, podemos considerarla como tanatofobia.
En su forma más extrema, puede suponer una ruptura de sus actividades diarias, encerrándose en sí mismo sin salir del hogar. Estos miedos pueden focalizarse en aquellos factores que pueden causar la muerte, como la contaminación, objetos peligrosos, enfermedades etc. Además, esta fobia se ha visto intensificada en el último año a raíz de la situación que vivimos de pandemia mundial derivada de la COVID-19.
Pensando sobre la muerte
Nos encontramos en consulta a pacientes que reconocen pensamientos persistentes en torno a su propia muerte:
“¿Qué hay después de la muerte?”
“Cuando muera, dejaré de sentir para siempre”
“No volveré a ver a mis seres queridos nunca más”
“¿Para qué voy a vivir si me voy a morir?”
Este tipo de preguntas difícilmente obtienen respuesta, por lo que la persona se encuentra atrapada en un bucle de pensamientos negativos que les genera cada vez mayor malestar y sufrimiento.
Una vez inmersos en el círculo vicioso de sus pensamientos, empiezan a sentir síntomas físicos de ansiedad, que pueden manifestarse a través de: aceleración cardíaca, temblores, agitación, respiración agitada, hormigueo, sensación de calor etc. Estas sensaciones provocarán un estado emocional de miedo y tristeza. Todo ello, si no es controlado, acaba aumentando la sensación de descontrol y, probablemente, finalizará en ataque de pánico.
¿Cómo saber si padezco Tanatofobia?
Como se ha comentado anteriormente, la preocupación o miedo a la muerte puede considerarse normal. No obstante, si consideras que este miedo está ocupando la mayor parte de tus pensamientos y modificando tu conducta, podrías estar padeciendo esta fobia. Algunos de los síntomas que indican la presencia de tanatofobia son:
- Presencia de pensamientos obsesivos sobre la muerte.
- Síntomas de ansiedad.
- Ataques de pánico.
- Problemas para dormir.
- Conductas de evitación ante estímulos o lugares relacionados con la muerte.
- Estado de ánimo depresivo o cambio en tu estado de ánimo habitual.
Para el diagnóstico de tanatofobia, al ser considerada una fobia específica, debe presentarse durante al menos 6 meses, reconocer que es un miedo irracional o descontrolado y afectar o interrumpir las actividades de la vida diaria o las relaciones sociales.
Causas de la Tanatofobia
Encontramos una serie de factores comunes que pueden actuar como causa del miedo intenso a la muerte:
- Experiencia personal traumática. Haber experimentado o haber recibido información sobre un evento o experiencia traumática relacionada con la muerte de algún ser querido o propia (haber estado al borde de la muerte). Normalmente, se suele desarrollar un miedo temprano a la muerte cuando experimentamos o nos cuentan vivencias cercanas a la misma en la infancia, etapa en la que no tenemos la capacidad de procesar adecuadamente este tipo de sucesos traumáticos.
- Duelos patológicos o no resueltos. Se puede desarrollar un miedo intenso a la muerte cuando no elaboramos adecuadamente duelos de personas importantes en nuestras vidas. En estos casos, se puede asociar el sufrimiento del duelo con la muerte.
- Enfermedad o hipocondría. Puede ocurrir que la persona que padezca alguna enfermedad (no necesariamente terminal) desarrolle un miedo intenso a la muerte. También sucede que personas demasiado preocupadas por la posibilidad de enfermar (trastorno hipocondríaco), adquieran este tipo de miedos, preocupándose excesivamente por su salud y buscando continuamente posibles enfermedades, generando excesiva ansiedad.
- Miedos aprendidos. En ocasiones, el miedo a la muerte puede ser una consecuencia del aprendizaje por observación de personas referentes en nuestras vidas. Esto sucede, por ejemplo, en hijos de padres muy preocupados por la muerte.
Es importante recalcar que en nuestra sociedad existe un importante tabú sobre el proceso de muerte, donde intentamos evitar hablar de ello y manifestar cualquier emoción o preocupación sobre la misma. Por lo tanto, puede ocurrir que la persona se vea desbordada por una acumulación de emociones o sentimientos que no sabe gestionar.
Tratamiento de la Tanatofobia
Para superar el miedo a la muerte, en consulta enseñaremos al paciente a reenfocar sus miedos y trabajar en ellos. Probablemente, bajo este miedo se escondan inquietudes o aspectos de la personalidad que les impide el afrontamiento del problema, tales como baja autoestima, falta de seguridad en sí mismo, afán de perfeccionamiento o necesidad de control, entre otras (si hay algo que escapa a nuestro control es la muerte).
En estos casos, además de indagar en las causas de estos miedos y trabajar en ellas, el paciente deberá exponerse a sus propios pensamientos, afrontando directamente el miedo a la muerte. Es un error intentar evitar sus pensamientos o prohibirlos una vez aparecen, por lo que trabajaremos con el paciente la aceptación del proceso de muerte y de sus propios pensamientos. Con ello, buscamos conseguir que estos pensamientos puedan aparecer sin que generen malestar o sufrimiento, es decir, no podemos permitir que nuestros pensamientos controlen nuestra vida.
De igual modo, se procederá a exponer al paciente a aquellos lugares o estímulos que evita, hasta que la respuesta de ansiedad se reduzca, y la persona pueda confrontar sus pensamientos, objetos o sentimientos sin miedo.
Es muy importante que la persona siga manteniéndose activa en todas sus áreas vitales: relaciones sociales, ámbito laboral o académico, aficiones, pareja, etc.; implicándose en vivir el momento presente y valorando aquellos pequeños placeres que forman el día a día. Recuerda que si llevas el control de tu vida y tu presente, no temerás a tu futuro.
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