Buenas y soleadas tardes desde Bruselas, queridos amigotes, gurriatillos, piltrafillas y alguno más de mis sufridos lectores. Vaya por delante que no pienso ni mencionar las elecciones de este fin de semana en España y en Turquía (Bueno, ya las he mencionado, pero prometo no volver a hacerlo)No, lo que pasa es que hallábame yo, vuestro querido bloguero, reflexionando por el hecho de que he estado en más de cien países (el otro día hice la cuenta, ya os los mencionaré otro día, pero hoy se me está haciendo tarde) y eso no me ha evitado agarrar una alergia de campeonato que no me deja ni dormir. Tanto me hubiera valido pasar mi vida en Villatortugas del Olivar contemplando cómo crecen las zanahorias. En fin, a llorar al lloradero me diréis, y tenéis razón.
Lo que quiero contaros, a ver si me animo, es mi reciente viaje a Tánger. Hale, os aguantáis. Fuimos, mi compañera y yo, desde Tarifa. Como podéis ver en el mapa, está cerquita
El viaje, en el Ferry dura una hora, o sea un suspiro. Además, el ferry es muy confortable:
Pero bueno, ya estamos en Tánger, que ha cambiado mucho del que yo recordaba de mi viaje a Marruecos en los ochenta:
Nosotros, habíamos reservado un habitación en el Hotel Kenzi Solazur. Hotel que no os recomiendo demasiado a pesar de que tiene una piscina y un vistoso césped poblado de animalillos de colores diversos
Eso sí, el hotel es confortable, pero los recepcionistas, los camareros, y otros elementos del servicio, son bastante desagradables.
El hotel está en la nueva zona de Tánger, en la playa, camino del cabo Malabata. Han intentado hacer algo como si fuera Niza, solo que la playa de Tánger es de arena y la de Niza, como todos sabéis ¡Oh amigos!, es de pedruscos, vamos, de guijarros.
El primer día, tras un desayuno bastante malote, contratamos un Taxi, del que os puedo dar las señas si queréis. Mohamed, el taxista es muy agradable y os lleva donde queráis. A nosotros nos llevó para empezar a conocer las magníficas afueras de Tánger. En primer lugar, nos llevó al Cabo Espartel (Tánger está entre dos cabos, el Espartel y el Malabata)
Cabo Espartel
Faro del cabo Espartel
Se palpa un ambiente muy distendido, muy de vacaciones, enfrente de un mar extraordinario. Peto en fin, los más interesante está en el centro histórico. Mohamed nos dejó en la puerta de la Kasbah y se fue. Le pagamos y a otra cosa. La Kasbah está en lo más alto de la ciudad. Como estoy seguro que todos sabéis, que sois gentes muy leídas y escribidas , 'Kasbah' quiere decir castillo o fortaleza amurallada. De ahí vino lo de 'Alcazaba' en español.
Dentro de la fortaleza, hay buen ambientillo, como puede verse en este bar
Desde ahí, se baja por la puerta de Bab Dhar (miren el mapa, mis amigotes) hasta un mirador desde el que se contempla todo el puerto:
Desde ahí bajamos callejeando por la Medina. Puedo decirles a todos ustedes, mis queridos gurriatos, que no existe ninguna sensación de inseguridad. Intentan venderte, eso es todo, pero todo con gran corrección
Desde allí fuimos a la plaza del 7 de Abril, que también recibe el nombre de Gran Zoco, aunque se ven pocas tiendas. Eso sí, cafés, y en especial el Cine Rif, que también tiene terraza para cafelitos
Aunque, alguna tienda había abierta, como esta:
Y esta, de especias diversas:
Bajando del Gran Zoco se encuentra el pequeño zoco, que podríamos llamar "zoquete"
Pero bueno, no lo llamaremos así para que mis amigos de Buenos Aires no intenten venderlo: Sin bromas, la foto que sigue está tomada por vuestro bloguero favorito en la Avenida del 25 de mayo, en Buenos Aires en 2010.
En fin, pelillos a la mar, aunque habría que saber qué mar, porque en Tánger hay dos, como se ve en este letrero en el Cabo Espartel:
En resumen, que es una ciudad muy agradable. Os la recomiendo. Eso sí, en los restaurantes es difícil encontrar una cervecita y vino, ya no digamos. Lo mejor está en los chiringuitos callejeros, como este:
Y no es voy a dejar en paz sin mencionar el libro de Arturo Pérez-Reverte: Eva
Donde el aventurero Ildefonso Falcó se enfrenta en Tánger con una agente soviética durante la guerra civil española, en 1937 y dos barcos, uno republicano cargado de oro y un destructor franquista. Falcó se alojaba en el Hotel Continental, que he aquí
Y pasa diversas peleas con unos y otros, de las que siempre ¡A ver! sale ganador tras liquidarse a un montón de gente en las callejas (entonces) de la Medina:
En fin, mis queridos e ilusionados lectores, me voy a cenar, que es tarde.
Grandísimos besotes.
Vuestro bloguero