He vivido mi vida con el porte de un tango
apasionada a veces y arrastras otras
tras el abrazo
de quiméricas noches
nubes y cielos de fuego
e infiernos de hielo
Arrebatos de un espíritu
indomable y entregado a la vez
que no cesa en su búsqueda
hallándose en los tiempos clandestinos
del vuelo que nos une al infinito
abisal y pura en esencia
aguardando la tierra
como guarida
refugio de un abrazo milonguero
que aulla en la agonía de la vida
cuando se vuelve tanguera.