No sé si es a D. Pablo Iglesias o a la Sra. Tania Sánchez, pero a alguno de los dos conspicuos de la izquierda renovadora, le están creciendo los enanos en forma de publicaciones que comprometen la pureza inmaculada de los aspirantes a gobierno; mientras al Sr. Iglesias se le relaciona con una productora de televisión creada como institución sin ánimo de lucro que terminó ganando casi un cuarto de millón de euros, a Dª Tania la salpicam las noticias sobre ciertos manejos en Rivas Vaciamadrid:
“Yolanda Pérez Díaz, la funcionaria que hizo el contrato del hermano de la novia de Pablo Iglesias, Héctor Sánchez Melero, fue su socia, y después le traspasó la empresa Aúpa Sociedad Cooperativa.
Uno de los principales contratos que se llevó Aúpa fue para impartir talleres musicales en la localidad en 2008 a cambio de 137.000 euros, con la aprobación de la actual diputada regional de IU, que debió abstenerse.
El pliego de condiciones para el concurso público lo redactó la jefa de la Escuela Municipal de Animación de Rivas, Yolanda Pérez Díaz, que también se encargaba después de valorar las ofertas presentadas. Se da la circunstancia de que Pérez Díaz fue una de las fundadoras de Aúpa.
Esta cooperativa recibió su primer contrato en 2002 valorado en 76.342 euros. En paralelo, Yolanda Pérez pasaba a trabajar en el ayuntamiento de la localidad madrileña. Poco después se convertía en funcionaria, y desde entonces, era la encargada de realizar las valoraciones técnicas necesarias para las adjudicaciones, que curiosamente fueron a parar a la cooperativa que ella misma fundó. Unos ochocientos mil euros en seis años“.
Finalmente una breve consideración. La gente progresista no organiza cursos, sino “talleres”. Casi veinticinco millones de las antiguas pesetas para “talleres” musicales, en medio de una crisis que deja a numerosas familias con hambre a fin de mes mientras la formación que presume de defender los intereses de los débiles organiza esos encuentros en los que no existen profesores (o docentes) y alumnos, sino que se funden en un mundo feliz sin clases bajo la denominación común con el lugar donde uno suele llevar el automóvil a ser reparado. Cosas de los políticos.