Saltó a la fama por ser la novia, o pareja, o lo que sea, del Sr. Iglesias, más que por su candidatura en Izquierda Unida por Madrid; era la época en la que afirmaba que jamás cambiaría su militancia, para terminar encabezando, dentro de la formación podemita, una candidatura alternativa a la oficialista, por Madrid. Se conoce que cuando el amor se acaba, renacen rencores de antiguas rencillas o de pequeñas diferencias y el enfrentamiento pasa al plano político porque, como sabemos todos, es algo incluido en el genoma de los progresistas, cuyos familiares suelen encontrar opíparas oportunidades laborales en los ayuntamientos, comunidades o estamentos en los que alcanzan responsabilidad de gobierno.
Sin embargo, la Sra. Sánchez ha sido noticia por los ingresos que obtuvo en el pasado ejercicio por sus apariciones televisivas, convenientemente declarados y hechos públicos, siguiendo la transparencia que predica nuestra atractiva lideresa. Pues bien, sus paseos por la sexta y antena tres, más proclives al ideario de la activista, le reportarom oficialmente unos dos mil euros mensuales, que tampoco está nada mal, con relación al menos, a las horas de trabajo empleadas. Lo que me sorprende, es el conocimiento tan preciso que Dª Tania tuvo de sus emolumentos por la actividad de referencia y la ignorancia de haber firmado un contrato con dinero público asignando una partida presupuestaria nada desdeñable, a una empresa de su familia. O puede ser una de las contradicciones que permiten cabalgar -supongo que en los puestos que ocupan- a los líderes de la izquierda militante.