Hace siete meses y medio fui descalificado del medio en el que escribía por expresar mi descontento a través de una columna hacia dos de los tres candidato en contienda. El señor Duque, hoy presidente del país, y el señor Petro actual senador. Ahora luego del transcurso de cinco penoso meses, observo como todas mis dudas y temores frente a la dirección de la nación por Iván Duque no eran infundadas. Aunque muchos de sus admiradores y seguidores insistan en pedir tiempo y prudencia para que se logren los ajustes y cambios en la dirección del estado, la realidad solo nos lleva a aceptar que las medidas, acciones e ideas de Duque, su staff y sus amigos en el congreso conducen a la nación hacia un futuro con un desenlace muy incierto. Expresar a los cuatros vientos que los presupuestos del 2019 estaban desfinanciados, para luego crear dos nuevos ministerios, incrementar exorbitantemente salarios oficiales y gastos en un momento de ajuste y ahorros por la mala planeación presupuestaria del gobierno saliente no tiene presentación alguna.A ello añadamos las inmensas dudas de imparcialidad que se originan en la dirección de la fiscalía por el escándalo de Odebrecht y la actitud desafiante del señor Martínez frente a sus detractores, además de la manipulación descarada de los medios del establecimiento ante estos hechos. Acciones aunadas para crear desconcierto, malestar y rechazo de una gran parte de la comunidad colombiana ante sus dirigentes, permitiendo crecer el germen de atracción por otras formas ideológica de gobierno.Leo y escucho a muchos renegando contra Petro y sus amigos, pero con sus decisiones y actuaciones solo incrementan el descontento social y construyen los elementos para que este hábil hombre alimente y aumente sus huestes.Colombia no necesita populistas de izquierda o de derecha, solo necesita a un hombre con los pies sobre la tierra que le recuerde al notariado criollo que parte de sus obligaciones con los gobernados y subordinados es administrar con decencia el dinero de los impuestos y acabar con los excesos de los negocios tramposos, las adjudicaciones a dedo, y la financiación de las obras concesionadas con la misma plata de la tesorería nacional. De lo contrario y a pesar de las cadenas radiales , los periódicos y los periodistas parcializados, el colectivo cansado eligira a individuos antisistema lo que por supuesto no es apropiado y resulta bastante arriesgado.
en las elecciones de octubre próximo para alcaldes, concejos, gobernadores y asambleas departamentales mediremos a cuánto asciende el voto del descontento manifestado en la elección de políticos antisistema.
Señores del establecimiento a bajarse de las nubes y dedicarse a enmendar el daño que le han hecho al país con sus prácticas empresariales indebidas o notaran muy pronto el cambio de orientación que la nación irá dando. Nos esperan tiempos de pronóstico reservado.