Decir Taramundi es hablar de turismo rural. En concreto, de su historia. Su concejo fue el primero en implantar esta modalidad de ocio vacacional hace ya 25 años. Por ello, Taramundi se ha erigido como uno de los mayores lugares turísticos de Asturias y de todo el norte peninsular. Parroquia y villa además, la localidad asturiana se asienta sobre terreno pizarroso y quebrado, bosques antiguos de castaños, robles y abedules entre los que discurren numerosos arroyos que alimentan ríos trucheros. Se trata, sin duda, de uno de los rincones más hermosos de Asturias, ideal para disfrutar de su pasado y de la naturaleza.
Los primeros detalles que demuestran la existencia de vida humana en Taramundi se remontan al periodo epipaleolítico (13.000 a.C.-10.000 a. C.), como lo demuestran los antiquísimos restos de las necrópolis tumulares hallados en las estribaciones de la Sierra de Ouroso y los montes de Pereira y Navallo.
En una tierra poblada antaño por los egobarros, una tribu galaica, el paso de los romanos por Taramundi ha dejado restos arqueológicos como varias medallas de bronce acuñadas en la época dominada por el emperador Nerón (años 54-68 de nuestra era) Bajo dominio de la monarquía asturiana en la Edad Media, Taramundi perteneció al poderoso y vasto territorio de Castropol hasta el siglo XV.
Un paisaje excepcional alrededor de Taramundi./Lourdes Cardenal
Para llegar a Taramundi, el viajero debe tomar la carretera comarcal AS-21 que, entre un paisaje montañoso de belleza singular, le llevará por diversos y singulares pueblos, como Ouría o Chao de Leiras. El pueblecito de Taramundi se abarca en un paseo, pero este debe ser reposado si el viajero no quiere perderse la cantidad de detalles y curiosidades naturales, arquitectónicas y etnográficas que alberga.
Dos de los atractivos patrimoniales de Taramundi son la iglesia de San Martín (siglo XVIII) y la Casa Rectoral (s. XVIII), la típica casona acomodada asturiana, con muros y cubierta de pizarra, hoy hotel. Una de las primeras casas locales de turismo rural. El viajero, en su ruta por la localidad asturiana, tampoco deberá perderse el monumento dedicado al maestro Manuel Lombardero y un árbol histórico, el carbayo de Poyo, plantado en tiempos de Felipe II.
Tres rutas permiten al viajero reconocer buena parte de los lugares con historia de interés de la comarca: la primera, la ruta del Agua, pasa por Mazonovo, una zona de molinos, mazos y batanes movidos por la fuerza fluvial que hoy se constituyen en un interesante museo.
Noria en Mazonovo.
Prosigue la ruta por La Garda, Cascada, Esquíos (casas habilitadas como museo de ferrería), Veigas y Teixois, que comprende un conjunto etnográfico con molino, martinete, rueda de afilar y pequeña central eléctrica, todo ello movido por energía hidráulica. En total, 14 kilómetros que trasladan al viajero a la forma de trabajar de tiempos antiguos. Está declarado Bien de Interés Cultural.
La segunda ruta, la de los Ferreiros, parte hacia el sur, entre castaños, robles y fresnos, y pasa por Mazonovo, Vega de Zarza (arquitectura popular) y Mousende (talleres de ferreiros) antes de regresar a Taramundi por carretera. Los lugares para visitar en el concejo sumergen al viajero en un trayecto por la peculiaridad de su historia rural.
La tercera ruta, la de Sol y Sombra, se dirige al norte por Lourido, Piñeiro (arquitectura popular, hórreos), Aguillón (interesante palomar octogonal), Llan, Vega de Llan (ferreiros, queseros) y regresa a Taramundi. En estos lugares se pueden adquirir, aparte de navajas artesanas, buenos productos de la tierra: tapices, alfombras, quesos, mermeladas, licores y el tradicional pan de Taramundi. Exquisito.
Conjunto etnográfico de Teixois./Lourdes Cardenal
Los aficionados a la arqueología pueden visitar además el poblado protohistórico de Os Castros, cerca de los ríos Turia y Cabreira. Este castro de Taramundi se sitúa en la parte sur del casco urbano y se han encontrado en él una decena de edificios, varios tramos de calles y distintos segmentos cortos de fortificaciones de distintas épocas del poblado. La ocupación del mismo se produjo desde la Edad del Bronce (hace 3.000 años) hasta la época romana.
Taramundi continúa fabricando sus famosas navajas de hojas de acero carbono con mango de madera de boj adornado con incisiones geométricas de goma laca. Souvenirs que hacen las delicias de los turistas que visitan el municipio asturiano. Buscar casas rurales en Taramundi donde poder alojarse no le supone problema a un viajero ávido de naturaleza y descanso. Dispone de una oferta amplia y variada. Ideal para una escapada de fin de semana.
Dónde dormir: Casa Aniceto; Bres 33775; Taramundi (Asturias); [email protected]; teléfonos: 985646853 y 636410338.
Dónde comer: Restaurante El Mazo; La Villa, s/n (Taramundi); teléfono: 985646760; [email protected].