Me agobia estar en casa. No estoy acostumbrada a tener esta cantidad de horas por delante para hacer cosas que, la verdad no me gustan demasiado. Me largo al monte a dar una vuelta.
Paseo por entre los pinos y, a pesar de que esta época del año no me gusta demasiado, tengo que reconocer que el campo está precioso.
Después de un rato paseando conmigo misma, tengo el ánimo en plena forma y el buen humor ha vuelto a bailar a mi alrededor.
Creo que es el olor a pino lo que me relaja ó quizás los ruidos del monte, que tienen el volumen justo para dejarme pensar en el futuro y la hermosura necesaria para incitarme a hacerlo con optimismo.
Ya no hay rosas, pero aquí les dejo un ramo de escaramujos. ¡Feliz fin de semana!