Tarde de domingo. Solo en casa. La lectura de las primeras páginas de Everyday Drinking, de Sir Kingsley Amis, con sus divertidos y eruditos comentarios sobre el arte de sobrebeber, me llevó a dar el primer paso. Desde hace un tiempo juego con la idea de hacer unas tardes de cocteles, sesiones de tragos DIY que además de matar el tiempo permitan ahorrarnos a mí y a los amigos que quieran involucrarse los impuestos de los bares.
Como no tenía nada mejor que hacer decidí comprar una botella de Havana Club Añejo 3 Años (la madre de todos los cocteles con base de ron en Cuba) y mezclarlo con algunos ingredientes de mi refrigerador. El resultado fue el de la imagen, un trago con 60 ml de Havana Club Añejo 3 Años, 60 ml de jugo de limón, 60 ml de jugo de maracuyá y 3 cucharaditas de azúcar (por desgracia no tenía hielo en ese momento, pero es indispensable). La mezcla –por no hablar de las dosis– de los ácidos del limón y el maracuyá fueron demasiado, al menos para paladares sensibles como el mío[1].
Creo que en segundo intento eliminaré el limón y añadiré el hielo a ver qué pasa[2]. Si alguien se embulla es bienvenido. El cover consiste en traer un ingrediente para los cocteles y un buen tema de conversación. Deséenme suerte.
[1] Un trago de esto puede sacarte una especie de sonrisa de gato de Chessire estreñido sentado en una pila de arena.
[2] Fue un desastre; la sonrisa de Chessire fue menos amplia, pero igual fue un desastre.
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