Revista Educación

Tardes de talega

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Tardes de talega

La bolsa de tela con la que mi abuela salía a por el pan, sobre el taquillón de la entrada. Dentro, un bocadillo, normalmente de queso de mi pueblo o jamón cocido, y el día que había suerte, pan con vino y azúcar -mi madre se lo había prohibido- o chocolate, una botellita de agua, unas poquitas papas fritas o frutos secos, y algún que otro dulce casero. Así eran las bolsas de la merienda que preparaba mi abuela Concha: cuidadosas, rebosantes de comida y de amor. Daba igual si la mitad sobraba, que era lo normal, siempre había más igual de llenas.

En ellas se escondía, además, la excitación de un nuevo paseo, de una nueva aventura, de un nuevo lugar por descubrir con mi abuelo Fidencio, que esperaba paciente en la galería repasando las historia que nos iba a contar durante el camino, inventando cada paso que íbamos a dar juntos.

Tardes de talega

Recuerdo esos caminos como largos, inmensos, aunque la realidad del adulto haya acortado las distancias. La piedra de don Braulio o camino La Mata eran mis preferidos. Hoy, la primera está enterrada entre casas y el segundo va cediendo dominios a la autoconstrucción.

En mi memoria actual no sé quién esperaba con más ansia esas tardes, esos momentos compartidos, esa necesidad de unión. Eran minutos de eternidad, de cariño, de compartir la vida. Más tarde, el Alzheimer y al Parkinson se los robó, pero nunca dejaron de existir en mí.

Y es ahora, de repente, porque la vida nos ha dado una bofetada, tras años de cambiar su rol, de sumirlos en responsabilidades imposibles o de apartarlos de su esencia, cuando nos damos cuenta de que nos faltan tardes de talega, de historias y de paseos. Ahora, que el daño que han sufrido es irreparable, ahora que nos faltan nuestros mayores.

Soy bastante escéptica sobre los cambios de calado en ciertos comportamientos. En este caso también. Anhelo que esa conciencia de quiénes son y qué necesitan nuestros abuelos se quede con nosotros.

Yo me quedo con los mis tardes de talega y agradezco a quienes las hicieron posible que estén ahí, conmigo, para siempre.

Tardes talega


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