El sábado estuve paseando por el centro de Madrid, concretamente por el barrio de Malasaña. La verdad es de todos los años que llevo viviendo aquí, en rara ocasión me había detenido a ver todas las opciones que hay en esta zona. Os resumo un poco.
Como últimamente ando un poco loca por los cupcakes, entré en una tienda que días atrás me había llamado la atención: Happy Day. Esta tienda ofrece posibilidades de todo tipo para los más golosos: cupcakes muy curiosos, muffins, cookies, crema de cacahuete con uva, batidos, pasteles... Además, todo ello envuelto en una decoración de cuento exquisita. En fin, que me dieron ganas de comerme la tienda entera. Al final me decanté por estos dos cupcakes monísimos, uno de chocolate con café y otro de vainilla. Tendré que repetir...
Después, me puse manos a la obra para descubrir tiendas de ropa vintage que me habían recomendado. Para todos los que os guste este estilo y la nostalgia por lo antiguo; os recomiendo totalmente que visitéis alguna de estas tiendecitas. Es como adentrarse de nuevo más de veinte años atrás, cuando la ropa era de mucho mejor calidad. A mí que me encanta tocar las telas, comprobé inmediatamente la diferencia entre este tipo de telas y algunas de las que hay ahora. Además, estas tiendas no son demasiado caras, y se pueden adquirir prendas muy curiosas: vestidos con lunares, camisas hawaianas, boinas, vestidos de largo... una auténtica gozada poder comprobar cómo la moda actual ha reinterpretado el estilo de antes.
Una tienda que me llamó mucho la atención fue La mona checa, un pequeño mercadillo de ropa de este tipo apto para todos los gustos. Tenían de todo: moda femenina, moda masculina, vestidos, pantalones, ropa casual, formal...y lo mejor de todo: todo olía a historia y el precio no es nada elevado.Para otro tipo de ropa, por ejemplo os podéis encontrar con la boutique Queloti, donde ofrecen sobretodo vestidos de tipo minimal en diferentes colores que confeccionan en la propia tienda: todo de diseño, auténtico, y de inspiración Yves Saint Laurent de la mano de Mondrian. Esto es para las que nos gusta ir completamente diferentes, ya que al ser diseños casi exclusivos, será difícil encontrar a alguien con una vestimenta similar.Después de una tarde tan ajetreada viendo todo tipo de tiendas, siempre apetece tomar algo y descansar. Una propuesta es el Café Marion, un tipo de establecimiento que me recordó inmediatamente a las brasseries parisinas, tanto por la estructura como por la decoración.
Por último, recomendaros hacer una pequeña ruta por esta zona para visitar las múltiples tiendas, los mercadillos, los cafés... En fin, nada que envidiar al barrio bohemio Montmartre.
La tarde fue muy bien... ¡¡hasta que tuve que salir corriendo porque me pilló la lluvia!!
xoxo
Nerea.