Tarea para Navidades: El gran dictador
1 diciembre 2013 por pablobarber
¿Son ustedes de los que, en períodos vacacionales, se fijan retos imposibles como: voy a leerme Resurrección y ver todas las películas de Kurosawa? ¿o solo soy yo? Porque esas pollabobadas son muy mías. Pero para estas Navidades les propongo, a agotados trabajadores y desesperados desempleados, la maravilla de gozar de una obra del cine por gozar. Sin análisis sesudos de la misma, porque ya se los voy a hacer yo aquí, para que no tengan que pensar ni nada.
Ayer, sábado por la noche triste y lluvioso, nos dio en casa por ver “Sopa de ganso” y “El gran dictador” Ojo, que después de la película de los hermanos Marx nos tragamos el coloquio de “Qué grande es el cine” que encontramos en YouTube, y aprendimos muchas cosicas.
Ya con la adrenalina a tope dijimos: a por Chaplin. Y la vimos. Por cuarta o quinta vez la vimos. Pero esta vez quise conocer más sobre ella, y por eso me he puesto a investigar para compartir con ustedes algunas curiosidades de la película que, a lo mejor, desconocían.
http://www.poder360.com/article_detail.php?id_article=3734
1) El gran dictador (The great Dictator) comenzó a rodarse el 9 de septiembre de 1939, seis días después del estallido de la II Guerra Mundial (aunque he encontrado referencias que afirman que el rodaje comenzó en 1938). Si eso no es ser visionario díganme qué es. El mismo Chaplin en su autobiografía decía que si hubiera sabido la terrible tragedia que fue esta contienda no hubiera hecho una comedia como esta.
2) Ni al Gobierno de Gran Bretaña (de donde era oriundo el actor) ni al de los EEUU gustó la temática de la película. El primero porque, hasta entonces, tenía una alianza con Alemania, y el segundo le advirtió de los problemas que podría tener con la censura del código Hays, un férrea normativa que sería la antecesora de la Caza de Brujas del amigo McCarthy años después. No pintaba bien para Chaplin.
3) En EEUU precisamente el magnate de la comunicación, William Randolph Hearst, propietario del diario New York American y de una cadena de más de cuarenta diarios y revistas con una tirada superior a los dos millones de ejemplares, emprendió una dura campaña propagandística en contra del filme y de su realizador, para que vean que en el siglo XXI no hemos descubierto nada. El control que este magnate ejercía sobre los medios de comunicación de la época no frustró, sin embargo, el éxito de la cinta. Además Randolph Hearst recibiría su merecido cinematográfico en la que es hasta ahora es mi película favorita, Ciudadano Kane, de 1941, y en la que Orson Welles le da una tunda a este señor y a lo que representaba.
4) Esta fue la primera película hablada que dirigió Chaplin y fue la que más dinero ha recaudado de toda su larga filmografía. No se llevó ni un solo Oscar.
5) ¿Cómo se le ocurre a Chaplin hacer esta obra de arte? Parece ser que comenzó a recibir postales de Alemania con las fotos del dictador y el personaje le provocó mucha risa. Además descubrió que, además de tener un bigote en común (Chaplin afirmaba que Hitler se lo había copiado a Charlot), habían nacido en la misma semana, del mismo mes del mismo años. Hitler era cuatro días más viejo que el inglés. Y los dos habían sido inmigrantes con infancias muy duras. Parecidos que Chaplin no quiso desaprovechar.
6) Hitler (Hynkel en la película) no es al único personaje de carne y hueso que se parodia. En “El gran dictador” hubo para todos. El dictador de Bacteria, Benzio Napoloni, está inspirado en Benito Mussolini. Garbitsch (del inglés garbage: basura), secretario del Interior y ministro de Propaganda de Hynkel es claramente Joseph Goebbels, ministro de Educación popular y Propaganda del gobierno nazi; y el Mariscal Herring evoca al Mariscal Hermann Wilhelm Göring, responsable de las fuerzas aéreas y uno de los máximos dirigentes de la Gestapo.
La cruz gamada de los nazi aparece transformada en una doble cruz, aprovechando un juego de palabras anglosajón que implica la idea de estafar.
7) Aunque en la versión española se tradujo el nombre del dictador como Astolfo Hynkel, en la original es Adenoid Hynkel. Adenoids en inglés significa vegetaciones en la garganta. Aquí no había nada al azar.
8) ¿Hitler vio la película? Dicen, cuentan los rumores que el Führer ordenó proyectarla en la Cancillería para su círculo íntimo. Algunos afirman que el dictador se rio al verla, algo que es realmente difícil de creer, porque el sentido del humor no era una cualidad de Hitler. Otros dicen que la vio hasta dos veces, pero que no ha trascendido su opinión. Los biógrafos de Chaplin afirman que el actor dijo en una ocasión que le hubiera encantado saber lo que Hitler pensaba de su película. Y a mí, a mí me hubiera fascinado ¿a quién no?
9) En Alemania no se pudo ver la película hasta 1958 y en España hasta que nuestro propio dictador no estuvo muerto. En Italia el visionado de la cinta también fue tardío, Mussolini tampoco gozaba de sentido del humor, aunque sí más que Hitler. Normal, era italiano.
10) El discurso final el que da el barbero judío transformado por cosas del destino en Hynkel es una de las escenas más bonitas y conmovedoras de toda la puñetera historia del cine. Les dejo con ella porque esta peli, además de ser una lección de arte y de compromiso, también es una clase magistral de belleza.