Revista Opinión

Tarjetas black. ¿Qué sabe Hacienda de esto?

Publicado el 14 octubre 2016 por Elblogderamon @ramoncerda

Ahora que ha empezado el juicio por lo de las tarjetas black, no podemos dejar de hacernos algunas preguntas. La primera y principal: ¿Qué sabía Hacienda de todo esto? ¿Ha estado mirando hacia otra parte o directamente ha dado el visto bueno al uso de este tipo de tarjetas?

¿Qué son las tarjetas black?

#tarjetas black

Tarjetas black. No es tan complicado

A estas alturas todo el mundo ha oído hablar ya de lo de las tarjetas black y cada cual se habrá hecho su particular idea de lo que son y para qué son, pero analicémoslo un poco, solo superficialmente:

Las tarjetas black se le entregaban a ciertas personas que podían usarlas sin necesidad de aportar justificación alguna. Parece ser que tenían un límite (los había diferentes) y uno se lo podía gastar hasta agotarlo. De hecho, incluso después de abandonar la entidad, según ha declarado alguno de los investigados, las siguieron usando porque se les dijo que podían «agotar» el límite establecido.

Además de los distintos límites, las había de dos tipos: en unas se podía sacar dinero en efectivo y en otras solo se podían hacer pagos (de cualquier cosa).

Todos los beneficiarios de las tarjetas black tenían, además, su remuneración correspondiente. Se argumenta, y en parte es razonable, que el saldo de las tarjetas black era un complemento de las retribuciones. En eso no veo ningún problema. El problema está en cómo se interpreta esa remuneración adicional que, otros, han dicho que era para gastos de representación (cosa radicalmente distinta).

Tarjetas black: Tendríamos que distinguir antes que nada entre un gasto de representación y un complemento salarial:

El gasto de representación, por ejemplo, se produce cuando llevamos a un cliente a comer (o bien para venderle algo, o bien para agradecerle lo que ya ha comprado), pero si vamos a comer con la familia (la nuestra) y usamos esa misma tarjeta black para pagar la comilona, no podemos hablar de gasto de representación, sino de complemento salarial.

Tarjetas black: ¿Qué problema hay si se interpreta como gasto de representación?

Una vez realizados los gastos de representación, el que los ha ocasionado tendría que justificar detalladamente esos gastos a la entidad para que, a su vez, esa entidad, se los dedujese como gasto. Esto no tendría ningún impacto fiscal en la renta del titular de la tarjeta black porque se habría limitado a realizar unos pagos por cuenta de la entidad y en beneficio de esta. Pero eso no es lo que ha sucedido.

Tarjetas black: ¿Qué problema hay si se interpreta como complemento salarial?

En este caso, el titular de la tarjeta no necesitaría justificar cada uno de los gastos a la entidad, pero la entidad debería de contabilizar como ingresos en especie de su asalariado el importe gastado, hacer un certificado anual, entregárselo al titular, y que este lo incluyera en su declaración de renta. Pero eso no es lo que ha sucedido.

¿Entonces?

Si no es ni A, ni B, solo puede ser C: Complementos salariales en negro. ¿Y si es así, qué pasa? Bajo mi punto de vista, nada. Ni siquiera tendría que haber ido esto a juicio ni ser usado mediáticamente. Hacienda tendría que haber enviado una paralela a cada uno de estos señores con su correspondiente sanción y ya está. Si alguno, con ello, llegaba a delito fiscal, seguir con el asunto en tribunales.

Por otra parte, Hacienda debería haber levantado también un acta a la entidad. Se recurre, o no, se gana o se pierde, y a continuar.

Puede que Hacienda nos robe, pero también nos roba la gente que, teniendo ingresos, y además garantizados, se pone a cobrar el subsidio que sale de nuestras cotizaciones. 244 páginas Tapa Dura Sin portes Solo 12 euros


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Pero sigamos: Esta práctica tiene al menos dos décadas de antigüedad y, necesariamente, Hacienda debería tener conocimiento de la misma. Pero claro, no es lo mismo que usted o yo escamoteemos (queriendo o no) cincuenta euros en la declaración de renta, a que esta entidad se permita pagar en dinero negro unos importes considerables año tras año. Porque es claro que se trata de dinero negro, no porque lo sea en su origen, que no lo será, sino porque se convierte en negro al no declararlo como ingresos en las respectivas rentas de sus beneficiarios.

Tarjetas black: La pregunta permanece: ¿Y si Hacienda sabía todo esto…?

Y dicho todo lo anterior, quiero insistir en que no deberíamos de estar hablando de las tarjetas black, ni creo que el juicio que se está llevando a cabo sea lo más apropiado. Tampoco me parece correcto que nos hayamos enterado de quién jugaba y quién compraba lencería. Señores, todo eso tendría que ser secreto de sumario. El ciudadano, a lo sumo, tendría que conocer el resultado del juicio y sus condenas, si finalmente las hay, pero todo lo demás es de revista del corazón y a mí personalmente me avergüenza. Vergüenza ajena, se entiende, pero vergüenza al fin y al cabo.

Ramón Cerdá


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