No es lo mismo que tortazos, obviamente, y son preferibles a éstos, en todo caso, no deja de constituir una forma de agresión física, por muy dulce que parezca, y por lo tanto, condenable. Precisamente lo que no hace Bildu, para quien este tipo de actuaciones cabe en el marco de la fluidez social y política. No se condenaron los atentados con víctimas mortales, aunque seguimos todos encantados con el anuncio de cese de actividad armada. Eufemismos constantes para tratar el “conflicto” y llamar a los asesinatos a sangre fría, otra cosa diferente. No sé si la tarta puede considerarse, o no, un arma; ignoro si el impacto del pastel a tan corta distancia, puede ocasionar daños físicos serios, pero desde luego, no es imposible que del susto, se caiga de la silla u ocurra una desgracia. ¿Sería condenado en tal caso por Bildu?. Ahora leemos a diario “reconocimiento de todas las víctimas”, poniendo a los verdugos a la altura de los asesinados, lo que personalmente, me parece inmoral. El juego del doble lenguaje, la connivencia de nuestra actual administración con la banda terrorista, el maquiavélico manejo de los tiempos con fines electorales, solo puede ocasionar repugnancia. Como la que se produce cuando escuchamos a conspicuos socialistas, acusar a populares de utilizar el terrorismo como arma electoral.