Dentro de la variada gastronomía cubana existe un tradicional plato llamado el “Tasajo”, cuyos orígenes se remontan al siglo 1700-1800 cuando aparecieron los “saladeros”, que convertían parte de la carne de vacuno en “tasajo”. Este era carne salada, dura y magra, por lo que al principio, sólo la consumían los esclavos de Cuba y Brasil. Quizá haya sido por esa razón por la cual a través de los años se indicó que el tasajo era un plato consumido por familia de medios modestos. La forma de trabajarlo hoy en día es de la misma manera rudimentaria que se hacía desde tiempos remotos, es decir: la carne de res se deshuesa primero y se “tasajea”. Esto es, se corta en trozos adecuados para la curación: una húmeda y otra seca. En la primera de ellas, se colocan estos trozos en salmuera, en tanques con agua y sal durante unas cuatro horas. A esta operación sigue la llamada “curación seca” durante un promedio de cuatro días. Esta vez, se coloca la carne en capas, alternando con sal gorda. A continuación, se lava el tasajo y se le deja por espacio de 1 dia secando al sol. Posteriormente, se coloca en el ambiente seco y cerrado de una bodega por aproximadamente 3 dias, al final de los cuales se deja de nuevo al sol durante otro día más. Este proceso se repite por espacio de mes y medio. No existe una gran variedad de recetas a base de tasajo, a excepción de aquellas que, en algunas ciudades o pueblos del interior (de Cuba), pasan de familia en familia. Aquí le presentamos una receta que nos trae la abuela, y demás está decirles que queda muy pèro muy rico. Acompañado con boniato como en este caso es toda una delicatesen.Se puede acompañar con arroz blanco, una buena ensalada y con lo que mas te apetezca.. : Imprimir