Revista Tecnología
Como técnico tatuador he dado con gente de todo tipo de ideales, cuyos tatuajes eran una forma de expresión más, ésta marcada en su cuerpo de forma permanente. Algunos por moda, otros por amor, sin saberlo todos participan en un ritual casi tan ancestral como el ser humano mismo. Los tatuajes surgieron en un principio por 3 razones principales: La primera, marcando el grado de jerarquía y la pertenencia a una tribu, según el tipo y número de tatuajes que se portaba, la segunda como pinturas de guerras para asustar a sus enemigos en la batalla; Y la tercera, para saciar una necesidad de protección espiritual permanente por parte de las diferentes deidades (según la cultura y/o civilización), esto es, llevar una marca sempiterna en la piel protegiendo al portador. Los chamanes tribales solían ser los que llevaban a cabo el acto de insertar pigmentos subcutáneamente a su tribu.
Tal y como podemos apreciar los tatuajes nos llevan acompañando desde los albores de la humanidad, ornamentando en la actualidad incluso a personajes de nuestros videojuegos más queridos. En la mayoría de casos no dejan de ser eso, simples adornos que intentan dotar de una personalidad y carácter único, como es el caso de las sagas “Saints Row” y “Grand Theft Auto“.
Kratos en cambio marca gran parte de sus facciones con el propósito de rendir tributo su difunto hermano Deimos, el cual lucía unas marcas de nacimiento similares. Siendo griego, el uso lógico que se le daba al tatuaje era el de marcar a los criminales, práctica que se realizaba en toda Grecia y Roma. Dando lugar de esta manera a un anacronismo que sólo queda solventado con el cariz providencial del espartano.
Para otros los tatuajes son un estigma, provocado por una maldición irrevocable. Hablo del caso de Jin Kazama (luchador de “Tekken“), quien lleva tatuado un símbolo tribal representando el mal que habita en él. Por su sangre fluye el Gen Diabólico que también poseía su padre Kazuya Mishima, mediante el cual ambos pueden transformarse en un ser demoniáco y con un poder descontrolado. Se podría considerar una alusión a los famosos tatuajes de la mafia Yakuza, que al igual que se hiciese hace miles de años, desmostraban la pertenencia a uno u otro clan, en el caso de Jin, a la poderosa familia Mishima.
García Hotspur, protagonista del título de Suda51, “Shadows of the Damned“, lleva tatuado todo su cuerpo de demonios (a los que él da caza) dando un ímpetu especial al que lleva en la garganta. “Mataría al mundo antes de que le hicieses daño”, reza la potente frase en la cual nos deja entrever la fuerte convicción hacia “el amor verdadero” que siente hacia su amada Paula, llegando a peinar el inframundo en su rescate.
Uno de los usos más estandarizados del tatuaje, así como el que peor imagen de él ha dado, ha sido sin lugar a dudas el marcaje carcelario. Los tatuajes durante cientos de años fueron considerados tabú entre la sociedad media y alta, debido a que se consideraba que el que llevase el cuerpo marcado de esta manera era marinero (posiblemente pirata) o un criminal. Esta forma de clasificar a los reos como ganado, con un número identificativo ha sido usado tal y como mencioné más arriba desde la Antigüedad. De esta manera se despojaba al prisionero de un nombre (con su consiguiente personalidad) y se marcaba al preso como criminal ante el resto de la población, llevándolo ante la posible puesta en libertad, a la exclusión social. Este marcaje numérico lo encontramos en la saga “Hitman” con el famoso tatuaje en la nuca del Agente 47. Ese código de barras y esos números indican el trato frívolo por parte de la agencia ICA hacia sus agentes, mostrando la percepción de ser “sólo un número” antes sus ojos.
Aunque sin lugar a dudas el título que trata el mundo del tatuaje con mayor acierto y profundidad es “Far Cry 3“. Situado en la isla de Hoyt en algún lugar entre los océanos Pacífico e Índico, nos plantea una situación de extrema violencia, a la que el niño mimado Jason Brody, debe sobrevivir y convertirse en todo un guerrero Rakyat, la tribu endémica. A medida que acumulamos experiencia iremos optando a la realización de nuevos “tataus” (nombre original de los tatuajes, proveniente de la Polinesia) que nos irán proporcionando nuevas habilidades de guerrero divididas en 3 ramas: Garza, tiburón y araña. El estilo ornamental usado es el samoano Pe’a, usado en las islas de Samoa, marcando el paso de la adolescencia a la adultez, en el caso de Brody de joven consentido a hombre luchador. La técnica usada en el título de Ubisoft, se realiza mediante instrumentos de madera en forma de peine, con agujas afiladas unidas a un mango. Las puntas se impregnan con un pigmento negro extraído a partir del hollín de queroseno y se introducen bajo la epidermis mediante golpes aplicados con un pequeño mazo de madera, tal y como se lleva haciendo en la Polinesia desde los inicios de la práctica.
Estos son algunos de los casos más representativos que encontramos en la industria, pero para nada son los únicos. Podríamos dedicar un monográfico de varias partes en los que aparecerían entre otros los tatuajes militares de Raiden en “Metal Gear Solid 2″ o los insignificantes y sin sentidos tribales de Crash Bandicoot en su etapa final. Lo que está claro, es que los tatuajes pese a tener una tradición milenaria han evolucionado y pasado por varias etapas, algunas de ellas más oscuras (como su prohibición en Japón durante un siglo), pero que sin lugar a dudas se encuentran en la más brillante, teniendo repercusión en todas las artes y deportes.