Revista Cultura y Ocio

Tatuajes y latín: sentir el lenguaje

Publicado el 22 julio 2010 por Franciscogarciajurado
TATUAJES Y LATÍN: SENTIR EL LENGUAJE
A mi departamento de Filología Latina de la Complutense llegan con cierta regularidad peticiones y consultas cuando menos curiosas. Recuerdo todavía los intentos de una televisión nacional para que fuéramos a un plató con el fin de hablar allí sobre el uso moderno de la lengua latina a propósito de un diccionario de neolatín que se habia publicado recientemente. La verdad es que las cosas no se plantearon así de bonitas, y yo al menos me negué a formar parte de una función circense. Otras veces, nos llegan peticiones de ayuda para traducir frases al latín. Este fue el caso de Alberto y su "Todo cuenta". POR FRANCISCO GARCÍA JURADO. HLGE
Alberto, quien me ha dado permiso para contar aquí esta pequeña historia, se puso en contacto conmigo desde Inglaterra. Necesitaba traducir al latín una frase corta, que en castellano formulaba como "Todo cuenta". La manera más elegante que tuve de traducirla fue recogiendo el sentido principal y dándole, por así decir, la vuelta: "Nada hay que no tenga valor", que en su primera versión quedó como NVLLA RES SINE PRETIO. Naturalmente, deseaba huir de las versiones malas y literales de la original frase en castellano, como un supuesto OMNIA COMPVTANT, es decir, "Todas las cosas cuentan", pero desde el punto de vista aritmético, que muy bien podría servirle a nuestro Ministerio de Hacienda (qué buena versión de vampiros se podría hacer con él) de frase de cabecera. El caso es que a mí me tenía muy intrigado el uso que nuestro amigo Alberto quería dar a esta frase. Al final terminé preguntándoselo, pues le dije que de este fin dependía en buena medida el resultado final que yo le dieran en latín. Me contestó amablemente diciendo que era para un tatuaje. Como hace años años tuve el privilegio de investigar en el campo de la mentalidad indumentaria, esto de los tatuajes no me sorpende demasiado. Sé que fueron el primer "vestido" que usaron los seres humanos, cuya pasión por transformar el cuerpo tiene que ver con un profundo sentido lúdico de la existencia. De manera más concreta, la relación entre latín y tatuajes tampoco me sorpendió demasiado. El latín es una lengua de poderoso contenido sentencioso y lapidario, y se ha utilizado desde tiempos remotos para expresar frases cortas y contundentes sobre materiales como la piedra. Es, como diría mi colega Isabel Velázquez, una lengua de mármol, pensada para inscribir en ella mensajes imperecederos. Nuestro cuerpo, nuestra piel, no es equivalente a semejantes materiales, pero es verdad que un tatuaje está pensado para durar mucho tiempo, al menos el que nosotros estemos sobre la tierra. Mi primera reacción, una vez supe el fin último del mensaje, fue reducirlo en volumen, pues pensé en el dolor que le reportaría a mi amigo. Así que lo resumí haciendo de NVLLA RES un simple NIHIL. La frase, finalmente, quedó como NIHIL SINE PRETIO (y todavía podría haber resumido más, abreviando NIHIL en NIL). "NADA HAY SIN VALOR", es decir, "TODO VALE". Hace unos días Alberto me pidió que le contara más cosas sobre la frase, precisamente antes de pasar a "quirófano". Para mí el latín es una lengua que se ve y se siente, una lengua con relieves. Le expliqué que NIHIL, "nada", es una metáfora lexicalizada de "ni un sólo hilo", es decir, una forma de explicar un concepto tan metafísico como la "nada" en términos prácticos y tangibles. También le dije que el verbo esperable, "EST" ("HAY"), no hace falta, que se elide por quedar sobreentendido. Que "PRETIVM" tiene que ver con palabras tan hermosas en castellano como "precioso, valioso". El genial lingüista André Martinet dijo cosas "preciosas" sobre eta palabra en su Vocabulario de instituciones indoeuropeas: "En latín, por ejemplo, el término pretium, "precio", es de etimología difícil; no tiene relación segura, en el seno del latín, más que con inter-pret; la noción sería la de "regateo, frecio fijado de común acuerdo"". Maravillosamente, PRETIVM transcendió al sentido profundo del valor de las cosas. En fin, cuántas cosas hermosas para que ahora reposen sobre la piel de Alberto.
Francisco García Jurado. HLGE

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