Tantas dificultades rodean al oficio de transportista, tanto de viajeros como de mercancías, que las llevan interiorizadas de tal manera que se obsesionan y ello les impide ver la realidad con claridad, o como dijo aquel, “los árboles les impiden ver el bosque”. Cuando están con la familia sus pensamientos siguen atados a la carretera, hablan con amigos y sale una y otra vez el tema del trabajo. No encuentran el equilibrio entre lo profesional y lo personal. ¿Conciliación laboral en este sector? nada, eso es hoy por hoy pedir un imposible. El estrés acumulado de los profesionales afecta a su vida familiar y a su entorno. Tarde o temprano deberán plantearse una salida a esa situación y, para ello, habrán de conseguir apoyos.
Artículo de opinión publicado en la sección “El Diván del Transporte” (reflexiones sobre el sector) de Diario de Transporte 16 de septiembre 2018
Ceguera temporal que se convierte en crónica
Las pésimas condiciones laborales. La presión ejercida por clientes, empresarios, Administraciones, cuerpos de seguridad y la propia legislación (creada de facto para exprimir al profesional). Los accidentes e incidentes. Las averías del vehículo. La inseguridad, asaltos y robos. Las condiciones climatológicas adversas. El temor a no poder pagar las facturas. La salud deteriorada por lo sacrificado del oficio… y todavía se pueden ver a estos abnegados trabajadores por todas partes, en las calles y rutas de nuestro país. Y menos mal que es así porque si no todo se paralizaría.
Pero volvamos al principio. ¿Es que nadie les dijo lo que les esperaba? ¿No sopesaron las consecuencias de decidirse por esta profesión? Quizás. Pero algunos, los más románticos se lanzaron a la carretera a perpetuar la gesta de algún familiar o conocido, o el canto de libertad que se le suponía al estar “a tu aire”, sumado a que tal vez no lo evaluaron en profundidad, los llevaron a conducir un autocar, un taxi, una furgoneta o un camión. Tendrán sus ratos buenos, aunque todos saben que la mayor parte del tiempo lo pasan sufriendo y una vez convertido al volante es difícil dejarlo. Tanto es así que intentan no pensarlo, independientemente de que cada día tengan más y más problemas. Echan la cortina a su mente y así, un día tras otro, esa ceguera, esa falta de sinceridad con uno mismo, se convierte en crónica.
Se están uniendo los distintos colectivos del sector
No sería posible que, si los transportistas dejasen el oficio, la mayoría de los que ahora están en activo, a los políticos se les plantearía hallar una solución urgente, que seguramente pasaría por defenderlos de la competencia desleal, mejorar sus condiciones, escuchar sus reivindicaciones para darles solución, mejorar sus ganancias, etc. Pues, por qué esperar a que suceda algo así (ya vamos en camino), lo óptimo sería atajar el problema ya que cada vez hay menos personas dispuestas a trabajar la carretera, estén en paro o no.
De camino a ese horizonte sin conductores hay quien apuesta por unir fuerzas para reivindicar o movilizarse, es el caso de los taxistas con los camioneros y viceversa. Algunas organizaciones ya vienen teniendo contactos de un tiempo a esta parte y cada día hay más transportistas y taxistas dispuestos a colaborar en las manifestaciones de unos y otros. Pero la cosa va en serio, en los meses venideros tendréis las primeras imágenes de cabezas tractoras y taxis manifestándose juntos mezclando siglas y logos de distintas organizaciones profesionales. Los sindicatos no pueden quedarse al margen.
Con lo fácil que hubiera sido todo si los Gobiernos hubiesen atendido a los profesionales de la carretera, los hubieran protegido y respetado. Ahora llegarán las movilizaciones y abandonos de la profesión y con ello el llanto y crujir de dientes de más de uno “de los de arriba”.
Xavi Navarro
Director de Transporte News Radio
www.transportenewsradio.com