Revista Cine
Entiendo que la probabilidad de que los amables visitantes de este bloc de notas hayan visto la película que saco a colación es muy remota; pero se me ocurre que de ser el caso, cabe la posibilidad que no vieran los títulos de crédito que gracias a youtube se pueden ver, porque como yo hice, se levantaron rápidamente del asiento y abandonaron la sala con prisa, en busca de aire fresco y puro, quizás por el agobio del tedio padecido.
La cuestión es que vistos ahora, después de haber transcurrido meses desde que me aburrí con la película, aparte de comprobar que perpetúan el truco de anunciar posibles aventuras futuras en una corta escena imprevista, observo que, no siendo los créditos finales una maravilla ni mucho menos, sí que alcanzan lo que otros iniciales no saben ofrecer: una condensación, por la vía de la imagen -quizás mejor diríamos del logotipo- del sustrato ideológico real, no aparente, de la historia, o, dicho con más desconfianza, de la propagación subliminal de una tesis nada moderna ni edificante.
¿A ustedes qué les parecen?