Por Orlando Luis Pardo Lazo
Original: Lunes de Post-Revolución
Ni un solo cubano es libre en el mundo. Si acaso, los cubanos más libres son los esclavos que aún viven dentro, porque esos ya no tienen nada que perder.
Así, el pasaporte cubano es el mayor cepo de la historia del mundo: el pasaporte cubano es nuestra pañoleta pioneril que nos marca de por vida como esclavos del castrismo (incluso cuando desaparezcan los Castros, pero no el castrismo).
Por eso el pueblo cubano es tan sabio: es decir, por eso somos tan cínicos.
Sabemos que viajar hacia y desde Cuba no es un derecho. Sabemos que ese viajecito desde y hacia Cuba hay que ganárselo a golpes de silencio y complicidad. Sabemos que tenemos que comportarnos como buenos pupilos, antes y después de ese viajecito a Cuba. Sabemos que somos siervos del Estado cubano, que nos tiene secuestrados fuera de Cuba, así como dentro de Cuba mantiene secuestradas a nuestras familias.
El ejemplo mejor de todo esto que te digo con el corazón en la mano eres tú. Tú que me huyes. Tú que no puedes ni darme Like o Share en Facebook. Tú que finges no existir al otro lado de la pantalla.
Pero eso no te hace culpable, sino aún más víctima. Tu silencio se honra con tu presencia. Te siento cercano, solidario, íntimo. Ya te quiero de nuevo, cubano. Tu miedo honra a mi voz. Tu cobardía me hace humilde y más responsable de hablar por ti, y por mí.
Si sigo haciendo lo que sigo haciendo es por eso, por ese nosotros tan libre que tal vez nunca exista porque la tiranía es terrible. Pero ese nosotros tan libre me basta para ser feliz, para pensar que ganamos la batalla de los espíritus en libertad.
Un día morirá el último miembro del Ministerio del Interior. Entonces, mi vida. Entonces, mi cielo. Entonces, mi amor.