Revista Opinión

Te bajo la luna.

Publicado el 13 abril 2019 por Carlosgu82

Siempre pensé, desde pequeña, que el amor existía. Si. Era algo asi como que alguien cuidaba de ti mientras tu tambien lo hacias de la otra persona. No es que lo hicieses para tener a cambio mas amor, no. Dabas y recibias.

Sin embargo, la vida me iba diciendo que no. A todas horas me decia que no pero no queria escuchar. Sí, soy una romantica de nacimiento. Era bien niña y me fijaba en el chico mas guapo de la clase. Mas mono… me sentia especial, solo porque el se habia fijado tambien en mi, solo por eso me hacia sentir especial. Le recuerdo con gran cariño.

Quizas por eso cuando conocí a mi primer marido me entregué al maximo. Queria todo y lo queria ya!

En mi casa las cosas no estaban bien, no me sentia querida. Recuerdo que cuando me quedaba sola en la casa me dedicaba a buscar cosas que me hiciesen entender porque no se me queria alli. No entendia que hacia mal para que siempre tuviese que haber un reproche, una correccion, un grito, un desacuerdo y lo peor mi sensacion de no hacer bien nada. Por ese motivo creé en mi una obligacion de no equivocarme nunca y si lo hacia castigarme al maximo con mi exigencia. Si hubiese podido, me hubiese dejado de hablar o incluso me hubiese echado de alli a mi misma…

Cuando conocí a ese chico… me lleno enseguida. Me lleno de halagos, para él era perfecta, era su niña. Me pedia consejos, le gustaban las cosas de las que hablabamos e incluso teniamos los mismos gustos, las mismas metas. Lo primero una familia propia.

Nos fuimos a vivir juntos apenas habia cumplido la mayoria de edad. En nada podia decirle ¨mi marido¨era tan importante para mi… sentia tanto amor por el…

Todavia no nos habiamos casado y ya pensamos en tener niños, eramos jovencisimos pero si nos queriamos? porque esperar? En unos seis meses preparamos una boda a gusto de nuestra familia. Una boda por todo lo alto. Ciento cincuenta invitados entre primos, amistades de nuestros padres, compromisos de nuestros padres, hermanos y hermanas nuestros, algun amigo en comun…. y unos trajes como dios manda… prestados.

Todo el mundo nos decía que eramos muy jovenes que  nos estabamos equivocando, por la edad, por lo poquito que llevabamos juntos. Que teniamos que vivir…

El mayor error que cometimos fue hacer todo lo que nuestras familian querian y eso que no estaban de acuerdo con la boda pero oye! les salió de lo mas cuqui.

Un dia le dije… – No me has pedido ni que me case contigo, ni anillo de compromiso tengo!!. – jajaja le dije riendome mientras dabamos un paseo por el centro comercial. – Quieres un anillo? De verdad te hace falta? Dejame que te diga que no hay problema. Quiero estar el resto de mi vida contigo, si quieres un anillo vamos y lo eliges.-

Así fue fuimos a la joyeria y me compro el anillo de oro mas gordo que habia. Asi era él. Yo le compré un reloj negro… lo que mandaba la tradicion no? o por lo menos eso decia mi madre.

Llegue a casa mas contenta que otra cosa, pero al rato me quite el anillo y lo guarde. Decidi ponermelo solo cuando saliesemos porque no estaba acostumbrada a llevar ese tipo de joyas.

El dia de la boda llovia, llovia a mares. Cosas de la vida. Nos estabamos equivocando? Recuerdo pensar eso mientras me vestia en el baño de la vecina de mi madre (en su casa habia mucha gente) con la ayuda de una amiga de ella que curiosamente mientras me ayudaba me pregunto…  -No estaras embarazada y por eso os casais?? porque esto es muy raro todo tan rapido pero que vamos a tu madre le ha faltado tiempo para ir de compras, se creera la madrina. No daba credito, se supone que era su amiga. Hice oidos sordos y termine de vestirme porque mi padre me esperaba para llevarme del brazo. Ese hombre me miraba y la verdad no se que pensaba, se le caian lagrimillas. Serian de emocion? Recuerdo el dia con tristeza, con nervios, haciendo cosas que me mandaban una y otra y me refiero a nuestras madres. No era lo que queriamos y ese si fue el error. Ni la edad, ni el poco tiempo juntos, ni nada de eso. Nos quitaron nuestro dia.

Al año nacio nuestra hija, podiamos ser mas felices?? pues él no. No lo era. A pesar de estar encantado con nuestra pequeña preciosa niña… habia algo que lo nublaba. Nos faltaba dinero y eso creaba muchas discusiones.

A pesar de tenernos a las dos. A pesar de querernos con locura… este hombre hubiese sido capaz hasta de bajarnos la luna como me solia decir siempre. Solo tenia que pedirla.

Habia problemas economicos que pudieron con el amor que nos unia, con la hija que teniamos. “Su problema” era mas comun de lo que yo pensaba y a pesar que me hice cargo, que lo ayude hasta el fin. No quiso salir de él.

Era joven, era guapa, tenia fuerza, era valiente y sin embargo no pude salvar a ese hombre… me senti cansada, vencida, agotada.

Aquella noche en vez de pedirle que me bajase la luna, le pedi que se marchase de casa. La luna me la bajaba yo. Aún asi… segui buscando el amor


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