Casi un mes después vuelvo con la misma flor. No es la misma, pero sí es del mismo tipo. Estas dos flores que traigo hoy tienen una historia peculiar. Hace algunos meses, como habitualmente, salimos de casa con la bolsa de basura para dejarla en los contenedores. Cuando llegamos había una planta enorme, muy seca y descuidada, de flor de cera. Me la hubiera llevado completa para casa, pero era tan grande y ya tengo tantas que pensé en coger dos trocitos y ponerlos en un pequeño vaso de agua. La que tengo en casa y me da flores desde hace un par de veranos empezó su vida aquí de esa manera. Me regalaron dos trocitos, los puse en agua y los planté cuando les salió raíces. Hace unos diez días vi que en esos dos trocitos recogidos de la basura había salido algo. Para mi sorpresa eran dos preciosas flores de cera, desproporcionadamente grandes para una planta tan pequeña en un vaso minúsculo y sin tierra. La naturaleza se abrió paso con lo mejor que tiene. Y aquí te las dejo para que te alegren este viernes y el fin de semana que comienza.