La semana pasada escribía acerca de los bucles mentales y de cómo afectan a nuestra productividad, de ahí me surgió la idea para el post de hoy. Trata también de bucles, pero en este caso de los que, de alguna manera, están fuera de nuestra área de influencia. Son los que nos vienen provocados por otros. Coloquialmente: cuando nos dejan «colgados».
Intentaré explicarme mejor con un par de situaciones en las que seguro te verás reflejado…
Te haces unas pruebas médicas, y una vez finalizadas, te dicen que si hay algo grave ya te llamarán… ¿y si se les ha pasado llamar? ¿y si han perdido el expediente?
Preguntas o envías algo vía formulario de internet, y no recibes ninguna confirmación sobre si lo han recibido… ¿habrá llegado? ¿lo habré enviado bien?
¿Qué tienen en común estas situaciones? Pues que, efectivamente, le das vueltas, pero poco puedes hacer para apaivagar esta sensación. En realidad, sí puedes hacer algo: descolgar el teléfono y llamar para quedarte tranquilo, pero siempre te queda la sensación de que te haces pesado, porque, realmente, te han dicho que esperases… En cualquier caso, capturarlo y ponerlo en seguimiento, también es clave, por todo lo comentado en el post anterior.
Lo que pretendo, es invitarte a un cambio de perspectiva, y que lo veas desde el punto de vista de ser el causante del «cuelgue», para hacer hincapié en los bucles que acabamos generando a los demás, sus consecuencias y cómo podemos mejorarlo. Siempre digo que para cambiar algo, lo primero, es aplicárselo a uno mismo. No es de recibo tener tu «pisito» ordenado en base a echar la basura por el balcón.
Tomando conciencia acerca de que puedes generar estas situaciones y del efecto que conllevan, deberías ser proactivo y tratar de evitarlo en la medida de lo posible.
Volvamos a los ejemplos iniciales… ¿cambiaría algo si te dijeran que en 10 días te llaman para informarte? o ¿si recibieras una confirmación de entrega del formulario? ¿Sí, verdad? Pues de eso se trata.
Puede parecer una tontería, pero imagina estas pequeñas cosas, multiplicadas por toda la gente que trabaja en tu organización, o entre todos con los que te relacionas…es mucha energía desperdiciada.
Comentas que vas a convocar una reunión la próxima semana pero no concretas inmediatamente ni la convocatoria ni los asistentes… Te pasan un contacto y no confirmas si ya le has llamado o no… Le dices a un cliente que le mandaras una propuesta y tardas un montón…
En todas estas situaciones puedes hacer algo más o, seguramente, hacerlo mejor. Alguna acción que permitirá al otro cerrar un posible bucle.
Además, también es importante cuidar la percepción que acaba teniendo tu entorno respecto a tu productividad. Y dejar a los demás demasiado tiempo «a la espera» no ayuda mucho a forjarte una buena reputación. Piensa que una vez tengas la etiqueta, ya no hay quien se la quite.
Cierra todo lo que sea posible cerrar, por el bien de los demás, y también por el tuyo. Evita que otros estén «colgados» por tu culpa.